Las personas con afecciones posteriores a la COVID-19, también conocida como COVID persistente, pueden tener dificultades para desenvolverse en la vida cotidiana afectando a su capacidad de realizar actividades cotidianas, como el trabajo o las tareas domésticas. Un estudio dirigido por la Universidad McMaster en Canadá ha descubierto que la mayoría de las personas infectadas con el virus SARS-CoV2 se recuperan en 12 meses, independientemente de la gravedad.

Sin embargo, aunque el 75 por ciento se había recuperado a los 12 meses después de enfermarse con el virus, el 25 por ciento de los pacientes todavía tenía al menos uno de los tres síntomas más comunes, que incluyen tos, fatiga y dificultad para respirar. Los investigadores también encontraron que los pacientes con síntomas persistentes también tenían anticuerpos asociados con enfermedades autoinmunes, así como niveles elevados de citoquinas, que causan inflamación.

Los investigadores obtuvieron los resultados encuestando a 106 personas que se recuperaban de infecciones por COVID-19 a los tres, seis y 12 meses después de contraer la enfermedad. Todos los pacientes encuestados estaban sanos y no tenían condiciones autoinmunes preexistentes ni ninguna otra enfermedad subyacente antes de la pandemia.

“En general, uno no debe preocuparse si no se siente bien inmediatamente después de la infección, ya que las posibilidades de recuperación dentro de los 12 meses son muy altas, y el hecho de que tenga los típicos síntomas prolongados de COVID a los tres meses no significa que se quedarán para siempre”, señala la autora principal Manali Mukherjee.

“Sin embargo, el estudio destaca que a los 12 meses, si todavía se siente mal y los síntomas persisten o empeoran, definitivamente debe buscar atención médica”, explica Mukherjee, quien anima a estos pacientes a consultar a un reumatólogo, ya que se especializan en trastornos autoinmunes y pueden evaluar mejor el desarrollo de complicaciones reumatológicas y la necesidad de una intervención temprana.