El coruñés Manuel Sánchez Salorio, figura de la Medicina y la cultura gallegas, fallece a los 93 años

Fue director del Instituto de Oftalmología de Galicia y catedrático de esta especialidad en Santiago | Desarrolló una amplia vida cultural

Manuel Sánchez Salorio, en una imagen de 2006.

Manuel Sánchez Salorio, en una imagen de 2006. / Juan Varela

Manuel Sánchez Salorio, director del Instituto de Oftalmología de Galicia y uno de los profesionales más prestigiosos de esta especialidad médica en la comunidad, falleció este jueves a los 93 años. Sus restos se velan en el tanatorio Servisa de A Coruña.

Fue profesor en la Facultad de Medicina de la Universidade de Santiago y también desarrolló su actividad profesional como oftalmólogo, aunque al mismo tiempo desarrolló una intensa labor cultural y pública que le llevó a ser primer teniente de alcalde del Concello coruñés y articulista en los medios de comunicación. Sus méritos fueron reconocidos con la concesión de la Medalla Castelao en 1996 y la Medalla de Oro de Galicia en 2015.

Ingresó en la Facultad de Medicina compostelana en 1946 para seguir la trayectoria de su padre, también oftalmólogo, y su brillantez académica le llevó a recibir el premio extraordinario de licenciatura y el Nacional Fin de Carrera, mientras que su tesis doctoral, La regulación nerviosa de la tensión ocular, mereció también un premio extraordinario.

En 1956 ingresó como profesor adjunto en la Facultad de Medicina, en la que en 1963 consiguió la cátedra de Oftalmología, a la que adscribió la Escuela Profesional de esta especialidad, en la que se formaron especialistas de numerosos países. Su participación en la vida académica le llevó a ser vicedecano de la facultad y vicerrector de la Universidad compostelana.

Su amplio conocimiento de este campo científico se tradujo en la elaboración de numerosos trabajos de investigación, la dirección de tesis doctorales y la publicación de libros que se consideran trascendentes en la Oftalmología, como Retinopatías vasculares y Atlas de retinopatías vasculares. Entre sus aportaciones destacan las relacionadas con la circulación sanguínea en la retina y el tratamiento del glaucoma. En 1981 ingresó en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia.

El prestigio alcanzado en su profesión motivó que impartiese cursos en diferentes países y que formase parte de los equipos de dirección de publicaciones científicas sobre Oftamología de España y Estados Unidos.

Su vocación humanística le hizo interesarse por todos los aspectos relacionados con la cultura, hasta el punto de ser elegido miembro del Consello Galego da Cultura y del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses. A mediados de los setenta formó parte del colectivo cultural Témpora, cuyos integrantes publicaron artículos sobre cuestiones de actualidad o de pensamiento. Otra de sus actividades públicas fue la de conferenciante sobre todo tipo de temas, que se vio favorecida a la hora de exponer sus opiniones por su amplia experiencia docente.