Emilio Grandío | Historiador

“Galicia pudo haber sido la Normandía de la Segunda Guerra Mundial”

El cambio de rumbo de Franco “evitó el posible desembarco aliado en las costas gallegas”

El profesor Emilio Grandío, durante una intervención en un acto de la Real Academia Galega.

El profesor Emilio Grandío, durante una intervención en un acto de la Real Academia Galega. / Rodrigo Paz

Rodrigo Paz

El profesor de Historia Contemporánea de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), el coruñés Emilio Grandío lleva mucho tiempo trabajando en cuestiones vinculadas tanto a la Segunda República como al franquismo, pero lo que le llevó a interesarse por el espionaje fue la recepción de una documentación vinculada a la red San Miguel. Esta es, por ahora, la más importante de toda España relacionada con los departamentos del servicio británico en el norte de la península ibérica, desde Galicia hasta el País Vasco, de la que se tiene conocimiento. Aquella documentación le picó la curiosidad, no solo por conocer el lado español, sino para mirar más allá y encontrar algún tipo de fuente con la que poder descubrir un mundo hasta hace diez años prácticamente desconocido y que este miércoles acerca en unas jornadas llamadas España espía: Los servicios de inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial, charlas que se organizan hasta mañana jueves en la Facultade de Xeografía e Historia de Santiago.

El espionaje forma parte de la guerra desde tiempos inmemoriales, pero no es hasta la Primera y la Segunda Guerra Mundial que no cobra especial relevancia.

La información es poder por lo que se tiene y por lo que no se tiene. Los servicios de la información se profesionalizan especialmente en algunos países, no en todos, a partir de la Primera Guerra Mundial. En el periodo de entreguerras hay procesos acelerados de búsqueda de esa información, se instruye en muchas academias militares a controlar el manejo de este mercado. Casi a finales de los años 30, principios de los 40, se da un salto acelerado en cuanto a modernización. En el caso de España, hubo un intento de modernización durante la Segunda República pero no fue hasta el conflicto de la Guerra Civil en la que los servicios de información de nuestro país se modernizan. Los conflictos han agudizado la necesidad de conseguir información.

Durante la Segunda Guerra Mundial, España, como país neutral, jugó un importante papel en esta guerra invisible, pero ¿y Galicia?

Aunque nos parezca mentira, Galicia, por su situación geográfica, es un importante nudo de comunicación porque es un cruce tanto de mares como de culturas. De hecho, a principios del S. XX, en Vigo, se instalan los dos cables de comunicación exterior más importantes, el cable inglés y el cable alemán. También, a medida que avanza la Segunda Guerra Mundial, Galicia se convierte en lugar de referencia tanto para el tráfico marítimo como para el tráfico aéreo, con la instalación de modernas torres de la información. Además, se trata de una zona muy importante para determinadas cuestiones militares como, por ejemplo, llevar adelante la planificación de una posible invasión. Era la zona de la costa norte con menos defensas instaladas, lo que la hacía especialmente vulnerable para el régimen franquista.

Es decir, Galicia pudo ser la Normandía de la Segunda Guerra Mundial.

Sí. Pero no solo Galicia. Es evidente que hubo más planificaciones. Al final la que salió adelante fue Normandía, también con una gran utilización de los servicios de información pero, antes de Normadía, el proceso de información, de amenaza, también de desinformación y engaño, jugó un papel muy importante con esa posibilidad de que los aliados entrasen en España por Galicia.

¿Cuándo empieza a surgir esta teoría?

En 1943, cuando las fuerzas del Eje van cada vez teniendo más derrotas, se realizan una serie de acciones, tras las que se encuentra Estados Unidos, con las que poder presionar a Franco para que este abandone el poder. Asimismo, suenan rumores de un posible golpe por parte de compañeros de armas del propio Franco. Es un proceso que se realiza desde el año 1942, en el cual los servicios británicos pagan religiosamente a los generales franquistas para generar dudas sobre el propio Franco.

¿Qué hace el régimen franquista ante el posible ataque?

La dictadura sabe perfectamente que eso se va a producir e intentó defenderse de la manera que pudo. Lo hizo de dos formas. La primera montando una estructura de planificación aprovechando las fuerzas disponibles y, desde 1942, desplazando miles de soldados en la zona norte de las costas de Lugo y A Coruña. Realmente es lo único que pudo llevar a cabo para proteger en tan corto periodo de tiempo una zona tan desguarnecida ante una posible invasión.

Sin embargo, esa invasión nunca se llegó a producir.

No, pero hasta había fecha incluso, el 8 de octubre de 1943. La presión británica se incrementó cuando el embajador inglés en España, Samuel Hoare, pidió una reunión de urgencia en el Pazo de Meirás, donde Franco se encontraba de vacaciones. En ella, tras aterrizar el día anterior en una improvisada pista en la localidad lucense de Guitiriz, le dio un ultimátum, o cedía en cuestiones como el tráfico del wolframio, los espías alemanes, además de la utilización de los puertos por los barcos italianos y alemanes y dejaba de ayudar al Eje, o podía enfrentarse a una invasión. Ante esa presión, Franco cambió la línea, que es lo que los aliados pretendían. Además, ellos vieron que España podía ser útil ante la guerra que estaba por venir, la Guerra Fría. Todo ello evitó el posible desembarco aliado en las costas gallegas.