Vulnerabilidad social

La soledad de M., la historia del hombre que 'resucitó' en Valencia

Dio señales de vida cuando estaba siendo examinado en su vivienda por el forense

Fátima, quien le hacía el seguimiento por su situación de vulnerabilidad, dio la voz de alarma después de 10 días sin saber de él

M. se salvó de morir en la soledad de su casa.

M. se salvó de morir en la soledad de su casa. / Pexels

Marina Falcó

Como casi siempre ocurre, detrás de una noticia curiosa hay una historia humana que llega a pellizcar el corazón. Hace unos días Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, adelantaba que un vecino de València había 'resucitado' en manos del forense cuando ya se le había dado por muerto después de ser hallado sin conocimiento en su casa tras varios días sin que nadie supiese nada de él.

Este hombre, al que llamaremos M. para preservar su intimidad, estuvo a punto de convertirse en un caso más de personas que fallecen en su domicilio en la más absoluta soledad. No sería un suceso excepcional. La radiografía social muestra que cada vez hay más personas que viven y se sienten solas, nada más ni nada menos que el 27% de los hombres y mujeres mayores de 64 años de la ciudad de València, según los datos recogidos por la Oficina Municipal de Estadística.

Por fortuna este vecino de 62 años de Ciutat Vella sí tenía una persona que se preocupaba por él. Ella no forma parte de su familia biológica pero el papel que ha desempeñado en esta historia resultó clave para que M. siga luchando por su vida pese a encontrarse en estado muy grave.

Este hombre forma parte desde hace 10 años del programa de Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) del ComitéVLC, una entidad que acompaña de manera bio-psico-social a personas en situación de vulnerabilidad social con problemas añadidos de movilidad. La mayoría de los usuarios de este servicio se encuentra en situación de soledad. De hecho M. solo tiene una hermana que ni siquiera vive en Valencia.

Fátima, que así se llama la mujer que ha velado por M., es desde hace cinco años el nexo de unión entre este hombre y su pariente y, en realidad, que casi con el resto del mundo. La pérdida de su pareja y una grave depresión agravó aún más su situación de vulnerabilidad y ya apenas salía de casa.

Sin embargo Fátima siempre ha estado ahí, al otro lado del teléfono o acompañándolo en las tareas cotidianas: ir a la farmacia, las visitas al médico, dar un paseo... "No hacemos una intervención paternalista, solo acompañamos y apoyamos a las personas que lo necesitan dándoles, por supuesto, su espacio", explica la responsable del SAD de ComitéVLC.

Precisamente por esta labor de acompañamiento a Fátima le saltaron las alarmas cuando, después de casi 10 días no había tenido noticias de M., ni siquiera algunos comercios cercanos donde debía haber acudido le habían visto. "Al no cogerme el teléfono ni oír ruidos a través de la puerta de su casa decidí presentar una denuncia por su desaparición en la policía", cuenta a este periódico.

Cuando llegaron los agentes acompañados de los bomberos para poder acceder a la vivienda, encontraron a M. tendido en el suelo inconsciente. La comisión judicial, de la que forma parte un forense para certificar el fallecimiento y trasladar el cuerpo al Instituto de Medicina Legal de Valencia, llegó al domicilio y lo dio por muerto. Fuen entonces cuando el protagonista de nuestra historia comenzó a dar señales de vida.

Lo que ocurrió durante los días en los que no se tuvo noticias de él, es una incógnita porque ni siquiera lo recuerda el propio M. quien tiene lagunas acerca de lo sucedido. Pero por suerte, llegaron a tiempo para trasladarlo con un hilo de vida al hospital donde intenta recuperarse de sus afecciones.

La humanidad salva vidas

Esta historia es un relato de cómo la empatía, la solidaridad, en definitiva la humanidad, salva vidas. "Somos conscientes de que la Administración Pública no puede abarcarlo todo pero si se respaldase más a los programas de asociaciones que llevan a cabo acciones de apoyo a personas vulnerables, se podrían potenciar aún más estos trabajo de ayuda", reflexiona Fátima.

Mediante trabajadores y voluntarios ComitéVLC cuida de otras personas y hace el papel de esa red familiar y social que a veces está ausente. "Esto es más que un trabajo, tiene un componente humano muy fuerte", explica la responsable del SAD de la entidad. Y muy necesario sobre todo en una sociedad cada vez más individualista donde, aunque suene tópico, ya no conoces a tu vecino y las relaciones familiares pueden verse truncadas "la vida es muy larga y nunca sabes dónde y cómo te puedes ver", reflexiona Fátima."De las once personas que actualmente utilizan nuestra servicio a domicilio, cinco de ellas no tienen ningún contacto familiar", explica.