Entrevista | Nando López Escritor, autor de ‘Los elegidos’, que presenta este jueves en la librería Bululú

“Reivindicar nuestra historia es una forma de pelear contra los discursos de odio”

“Escribir este libro me ratifica en la responsabilidad de alzar la voz, lo contrario es cobardía” | “Las luchas LGTB y feminista no fueron apoyadas por los bandos ideológicos más afines”

Nando López, autor de ‘Los elegidos’.   | // JEOSM

Nando López, autor de ‘Los elegidos’. | // JEOSM / Jacobo Caruncho

Escribir sobre nuestro pasado para no olvidarlo y entender por qué hay que defender con tanta fuerza el presente. Fue el objetivo del escritor Nando López, que durante siete años se documentó sobre la represión fascista, el maltrato a la comunidad LGTB y el movimiento universitario que se fraguaba en clandestinidad contra el régimen franquista a través de documentos y testimonios personales que le llevaron a escribir Los Elegidos, novela que presenta este jueves (19.00 horas) en la librería Bululú de A Coruña. Una historia de amor que huye de lo convencional sobre la búsqueda de la identidad sexual y en la que la propia literatura juega un papel fundamental. “La literatura tiene un potencial enorme para transformar la sociedad y por eso es censurada y perseguida”, explica.

¿De dónde surge su impulso por escribir Los elegidos?

El libro es un intento de seguir construyendo memoria histórica, en concreto memoria LGTB. Es algo en lo que por suerte empieza a haber cada vez más textos tratando de reconstruir cómo ha sido nuestro pasado. Es necesario para entender por qué tenemos que defender con tanta fuerza este presente. El impulso de escribir Los elegidos viene tanto de recibir testimonios de personas que vivieron esa persecución como de ver a nuestro alrededor este repunte neofascista, homófobo y tránsfobo que estamos viviendo. Reivindicar nuestra historia y nuestra lucha es una forma de pelear contra esos discursos de odio.

Su libro se convierte en todo un homenaje a todas esas personas que precedieron esa lucha.

Eso buscaba. Hay que mirar hacia atrás para hacer un homenaje a esas generaciones, se merecen que hablemos de lo que vivieron y lo que lucharon. Tenía una necesidad de contarlo para que no se pierda la historia, la memoria y los nombres.

En el libro se aprecia un trabajo de investigación muy extenso. ¿Fue complicado?

El proceso del libro ha abarcado siete años, ha sido una escritura muy compleja. Me exigía mucho desde el punto de vista estético, cómo construir la historia, cómo darle una forma y una estructura literaria. Quería que tuviese una base documental muy rigurosa, fue muy complejo recopilar la información porque quería fuentes primarias. He tenido mucho trabajo para llegar a los documentos aportados en la novela para que las fechas y los hechos estuvieran muy documentados.

Y las historias de los personajes, ¿se basan en personas reales?

Muchos testimonios de las historias están basados en historias reales. La recopilación de testimonios fue muy enriquecedora, hablar con personas que hubieran vivido situaciones así que me pudieran contar la represión de esos años, el miedo. Pero también la otra cara, la búsqueda del sexo, los lugares de cruising, los matrimonios que nacen como alianza. Fue la labor que más tiempo me llevó pero también la más emocionante. Una de las cosas que insistían las personas a las que entrevistaba era que no dejara de contar que a pesar de todo, ellos seguían luchando y haciendo su vida pese a las sombras, a la oscuridad y al secretismo.

Juega usted también con la metaliteratura, los propios libros se convierten en cierto sentido en protagonistas de la novela.

Los libros de esta novela son un arma de lucha social. Quería hablar de cómo la literatura tiene un potencial enorme para transformar la sociedad y por eso mismo es censurada y perseguida. Pero a la vez quería hablar de la literatura como refugio y como vínculo, cómo los libros crean comunidad. A través de los libros creamos afectos y podemos enamorarnos de muchas maneras. Me parecía hermoso contar una historia de amor no convencional que tiene que ver con esos libros. Además, los libros sirven también como descubrimiento de la identidad.

Son cinco los libros que seleccionó como ‘los elegidos’ de esta novela. ¿Cómo llegó a ellos?

Son cinco obras muy distintas pero todas tienen un fondo ideológico y fueron muy transformadoras. Quería que todas fueran obras de teatro, porque quería hacer un homenaje al papel de los grupos teatrales universitarios revolucionarios. Además, quería que fueran obras con mujeres protagonistas rebeldes, que se oponen a lo que la sociedad espera de ellas. Tenía también un tercer requisito, que fueran libros en ediciones de la época de los años cincuenta, a ser posible difíciles de encontrar o incluso prohibidos. Y quería conseguirlos para tener conmigo.

Parece que se puso un reto a usted mismo.

Sí, hubo una parte casi de pequeño juego conmigo. Los libros son importantes como objeto dentro de la novela, cómo los tocan, cómo los esconden, cómo los colocan. Y por eso quería tenerlos.

Su novela nos habla de una ‘tribu’ que lucha contra un régimen fascista, pero en algunos de sus miembros también hay tintes de homofobia y machismo.

Para mí era muy importante hablar de que por desgracia la homofobia y el machismo son transversales. La protagonista se revela en contra de esa visión machista, igual que él tiene que afrontar la homofobia que vive por parte de alguno de sus compañeros. La lucha LGTB y feminista han sido luchas que no han sido apoyadas cuando debían, incluso por aquellos bandos ideológicos supuestamente más afines. Quería reivindicarlo desde un lugar realista porque para mí es una manera de reivindicar que cada vez que alguien nos dice que nuestras luchas no son urgentes, es porque en el fondo lo que nos quiere decir es que nuestras luchas no son importantes.

Un libro como Los elegidos, si se publicase en aquella época, tendría que estar escondido.

Estaría censuradísimo. Ahora mismo, como hay quienes quieren que vuelva la censura y retiran libros de las bibliotecas o censuran obras de teatro, no descarto que tengamos que pelear para que eso no ocurra. Escribir este libro me ha ratificado en la responsabilidad que tenemos quienes estamos en la cultura de alzar la voz, porque lo contrario me parece cobardía. La cultura es demasiado valiosa como para pervertirla y frivolizarla.

Precisamente por alzar la voz del colectivo LGTB a través de la literatura recibió usted este año el Premio Arcoíris que otorga el Ministerio de Igualdad. ¿Cómo lo recibió?

Fue muy emocionante y particularmente este año. Estos premios se concedieron poco antes de unas elecciones donde nos jugábamos tanto con esa amenaza fascista. Hemos tenido la sensación de que era tan importante volver a pelear desde la cultura, desde un lugar firme, claro, rotundo, porque estamos viviendo un aumento de agresiones, viendo cómo ha vuelto otra vez a incrementarse el bullying lgtbifóbico en las aulas y una oleada tránsfoba terrible.

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