Roberto Antón n | Psicólogo experto en adolescentes y presidente de la Asociación de Terapia Familiar e Mediación de Galicia

“Hay chavales que pasan la adolescencia sin más conflictos que en otra etapa”

“A veces lo único que podemos hacer los padres en esa época es transmitir a nuestros hijos que estamos para lo que sea”

El psicólogo Roberto Antón.  | // L .O.

El psicólogo Roberto Antón. | // L .O. / Alba Prada

Alba Prada

Cuando son pequeños nos los comeríamos y cuando llega la adolescencia desearíamos habérnoslos comido. Ese es el parecer de muchos padres y madres que afirman que sus hijos adolescentes están “insoportables”. De hecho es una etapa tan llena de prejuicios que hay gente que considera imposible que alguno no sea problemático y pase la etapa tranquilamente. Sin duda, sería catalogado como una rara avis. El psicólogo experto en familia y adolescencia Roberto Antón tira por tierra todos estos mitos y asegura que es una etapa llena de cambios pero “no necesariamente conflictiva”. Roberto Antón es también experto en terapia de parejas, imparte clases en la Universidad Internacional de Valencia en el grado de Psicología y fin de máster de adolescencia. Además, es el presidente de la Asociación de Terapia Familiar e Mediación de Galicia y ha escrito dos libros: Adolescentes 2.0 y Familias con adolescentes 2.0.

¿La adolescencia es realmente una etapa tan complicada como la pintan?

No. Hay demasiado prejuicio con la adolescencia y vemos esa época como si inevitablemente fuese a ser una etapa conflictiva, pero en muchas ocasionas no lo es. Hay chavales y chavalas, muchos, que pasan por esa etapa sin más conflictos que en otra época y además es cierto que muchas cuestiones que surgen en la adolescencia pueden darse en otras etapas o momentos vitales. Creo que está muy denostada y es algo que me preocupa porque detecto familias con niños pequeños que tienen miedo de que llegue ese momento. Es una época de cambios físicos y psicológicos y de efervescencia neuronal, pero no necesariamente tiene que ser conflictiva.

Los cambios que se aprecian en la adolescencia, ¿son también debidos a una maduración del cerebro?

Sí, justo. Hay dos momentos del desarrollo en los que se aprecian grandes cambios. El primero es la etapa de 0 a 3 años, una etapa que curiosamente tenemos perfectamente estudiada, existen miles de herramientas de estimulación cognitiva, sensorial, sensoriomotora, múltiples ejercicios y maneras de estimular esa etapa. Pero cuando llega la adolescencia, a pesar de que sabemos que es el otro gran momento del desarrollo, nos quedamos con ese cliché de etapa conflictiva y no salimos de ahí. Las herramientas que se utilizan a nivel pedagógico y en muchas ocasiones también psicológico son las mismas que en otros momentos del desarrollo.

¿Entonces podemos decir que en la adolescencia, tanto los jóvenes como los padres se encuentra un poco perdidos?

Sí, me parece una definición perfecta. Ellos son conscientes de sus cambios y notan diferencias que no saben muy bien como manejar, y los progenitores igualmente se encuentran un poco perdidos. Además el tener ese prejuicio de que es una etapa tan mala acaba siendo contraproducente porque cualquier cambio se considera negativo, ya que es una época que creemos difícil, conflictiva y problemática.

¿A qué obedece que haya adolescentes que den un cambio tan brusco y otros que en cambio pasen una etapa tranquila? ¿Es cuestión de carácter?

Es una pregunta difícil. Realmente hay muchas variables, al final no hay una única causa porque depende del contexto cultural, de la familia, de la propia personalidad del adolescente, de sus experiencias vitales, posibles traumas, de la atención que ha recibido, de la manera de interactuar con sus iguales... Es como un caldo con múltiples ingredientes y no sabría decir cuál es el definitivo. Obviamente un chaval o chavala que haya crecido en una familia con dificultades o escasa atención puede tener problemas en la adolescencia. De todos modos he visto chavales que han pasado situaciones complicadas en su niñez que no los tienen. En todos estos años no he podido sacar una conclusión respecto a este tema.

Cuando le llega a consulta un adolescente por alguna situación problemática, siempre se enfoca en lo positivo. ¿Cuál es el objetivo?

El fin es estratégico. Generalmente a todos nos cuesta escuchar cosas positivas sobre nosotros, pero a los adolescentes que vienen a consulta si cabe más. Si son adolescentes con dificultades académicas todo gira en torno a eso y nadie les pregunta cómo le va en la actividad a la que asisten o qué tal se encuentra en su grupo de amigos. Entonces hablar de ello implica un cambio, hablan un nuevo lenguaje. Además eso ayuda a encontrar recursos porque puede ser que ese chaval o chavala problemático en el aula sea capitán de su equipo, o le guste la música. Es una finalidad estratégica pero también relacional porque se sienten escuchados, entendidos y se habla de lo que a ellos les gusta. Yo aprendo mucho de ellos porque me plantean cuestiones que desconozco y que son muy interesantes.

¿Es necesaria la presencia de los padres en las sesiones?

En mi caso, según quién haga la demanda. Ha habido un cambio de un tiempo a esta parte. Antes lo habitual era que viniesen los adolescentes obligados por sus padres. A veces la actitud era “te dejo aquí a mi hijo para que me lo arregles, me voy a tomar un café y vengo a por él como quien va a un taller” (ríe). De un tiempo a esta parte, no sé si por suerte o por desgracia, los chavales piden venir al psicólogo. Entonces en ese caso puedo trabajar con ellos individualmente, pero si es demanda de un familiar y llegan a regañadientes procuro hacer la sesión más contextual porque trabajar con el chaval a solas no tendría sentido, dado que para ellos no hay nada que cambiar.

¿Qué le diría a los padres que observan de golpe un cambio en el comportamiento de su hijo adolescente?

Que la clave es la comunicación, pero tiene que estar trabajada de antes. A veces ya se ha roto en la preadolescencia porque lo único que hemos hecho ha sido regañar o castigar y es difícil retomarla, pero lo importante es intentar hablar con ellos y averiguar qué pasa. A veces los progenitores lo único que podemos hacer en esta época es hacerles saber que estamos para lo que sea. Cuando son pequeños dirigimos toda su vida: los llevamos, los traemos, decidimos las actividades... pero cuando llegan a su adolescencia a veces lo único que podemos hacer es acompañar y cuando surge algún problema, ayudarles. A lo mejor no somos los primeros a los que acuden, de hecho a veces hablan en consulta de temas que no cuentan a sus progenitores.

Supongo que es crucial la empatía a la hora de hablar con ellos...

Sí. Es cierto que tenemos un rol educador y tenemos que establecer normas, pero a veces hay que pensar en lo que hacíamos nosotros. Muchas veces los padres sienten ansiedad porque los hijos no saben lo que quieren hacer, pero a lo mejor nosotros a su edad también hemos vivido momentos de crisis. Hay que retrotraerse unos cuantos años y pensar qué era lo más importante para mí cuando tenía su edad.

Supongo que a los padres también les da miedo la adolescencia porque es cuando los niños empiezan a volar...

Exacto, pero todo es cuestión de adaptarnos. A veces vemos a nuestros hijos como si tuviesen 3 añitos y a lo mejor ya tienen 25. Hasta los 10 o 12 les guiamos nosotros, pero luego van tomando sus decisiones y hay que soltarles. Más tarde ya son prácticamente independientes y nosotros estamos para apoyarles cuando pasa algo grave y tener la mejor comunicación posible.

Tiene dos libros enfocados en la adolescencia. ¿Habrá más?

Estoy trabajando en otro libro, pero es un proyecto un poco diferente a los anteriores, que estaban centrados en la adolescencia. Adolcescentes 2.0 está dirigido a profesionales y Familias con adolescentes 2.0 para los padres. Ahora voy a cambiar el registro. Estará dirigido a profesionales y no tan focalizado en la adolescencia.

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