Facebook rastreó en secreto a los usuarios de YouTube, Amazon y Snapchat

Documentos judiciales desclasificados en EEUU revelan el plan de espionaje de Mark Zuckerberg para obtener una ventaja competitiva de sus principales rivales

Mark Zuckerberg, cofundador y director ejecutivo de Meta, matriz de Facebook e Instagram. |   // LOC

Mark Zuckerberg, cofundador y director ejecutivo de Meta, matriz de Facebook e Instagram. | // LOC / carles planas bou

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Entre 2016 y 2019, Facebook rastreó el comportamiento de los usuarios de Snapchat, Amazon y YouTube para tratar de obtener una ventaja competitiva sobre sus principales rivales. Así se desprende de documentos judiciales desclasificados el martes por un tribunal federal de California, que investiga una demanda colectiva antimonopolio contra Meta, su empresa matriz. Según esos informes internos, el gigante de las redes sociales puso en marcha un programa secreto diseñado para interceptar y descifrar el tráfico de red entre las personas que usaban esas plataformas y sus servidores, lo que le permitía conocer sus interacciones.

El llamado Proyecto Cazafantasmas, en referencia al logo fantasmagórico de Snapchat, desarrolló una tecnología especial para romper el cifrado que esas aplicaciones usan para proteger sus comunicaciones.

“Siempre que alguien hace una pregunta sobre Snapchat, la respuesta suele ser que debido a que su tráfico está encriptado no tenemos analíticas sobre ellos”, escribió el director ejecutivo de Meta, Mark Zuckerberg, en un correo electrónico al que la justicia ha tenido acceso. “Dado lo rápido que están creciendo, parece importante averiguar una nueva forma de obtener analíticas fiables sobre ellos. Quizá tengamos que hacer paneles o escribir software a medida. Hay que averiguar cómo hacerlo”.

Facebook recurrió a un ataque de intermediario, una técnica usada por cibercriminales para interceptar sin permiso los mensajes entre dos dispositivos. Ese método permite analizar el flujo de datos y robar información confidencial sin que las víctimas puedan detectarlo.

La compañía se sirvió de Onavo, un servicio similar a una VPN que compró en 2013 y que instaló en iOS y Android, los sistemas operativos que usan los iPhone y la mayoría del resto de teléfonos móviles del mundo. Eso le permitió “leer lo que de otro modo sería tráfico cifrado” y “tener la capacidad de medir la actividad detallada dentro de la aplicación”, confesaban en otros dos mensajes internos.

En un principio, Facebook usó ese ataque para conocer mejor el comportamiento de los usuarios de Snapchat, una red social particularmente popular en Estados Unidos, su principal mercado. Sin embargo, posteriormente también se utilizó contra Amazon y YouTube, según las revelaciones judiciales.

En 2019, Facebook cerró Onavo después que una investigación del medio especializado TechCrunch destapase que había estado pagando a usuarios de entre 13 y 35 años para que vendiesen su privacidad. Los jóvenes que accedían a ese programa secreto solo tenían que instalar una aplicación en sus dispositivos que rastreaba toda su actividad en Internet y sus registros telefónicos.

La filtración del espionaje decidido por Mark Zuckerberg vuelve a dañar la imagen de Meta, ya muy tocada por el alud de denuncias que se le han caído encima en los últimos tiempos por abuso de poder o dañar la salud mental.

En diciembre del año pasado, los medios de comunicación de España demandaban a Meta por competencia desleal. Un total de 83 cabeceras representadas por Asociación de Medios de Información (AMI) exigen a la empresa tecnológica propietaria de Facebook e Instagram el pago de una indemnización de 550 millones de euros por su dominio del mercado de la publicidad digital, un poder basado en la vulneración de la protección de datos de los usuarios.

La demanda española es la última de una larga lista de acciones legales que acusan al gigante de las redes sociales de prácticas abusivas en multitud de aspectos. La reclamación de la AMI lamenta que “el dominio del ecosistema digital por las grandes plataformas impide a los medios obtener una justa monetización”. Ese es el mismo argumento esgrimido por el gobierno de Australia, que tras años de tensas negociaciones ha logrado que Meta y Google terminen pagando unos 200 millones de dólares a distintas organizaciones mediáticas del país.

El imperio digital de Mark Zuckerberg acumula decenas y decenas de demandas por razones variopintas. En 2023, la Unión Europea (UE) multó a Meta con 1.200 millones de euros por transferir datos de los ciudadanos europeos a EEUU y con otros 390 millones por obligar a sus usuarios a ceder sus datos privados para que sean explotados comercialmente.

Grupos en defensa de los derechos digitales también se han querellado contra la compañía por crear un plan de pago para quienes quieran usar Facebook e Instagram sin que su privacidad sea usada con fines publicitarios.

Meta también se enfrenta a la mayor demanda colectiva de su historia. Hasta 41 estados de EEUU acusan al gigante de usar tácticas de manipulación en sus plataformas para generar adiccción entre los niños, perjudicando su salud mental.

Ya en 2021, una exempleada de la compañía denunció que Instagram causaba “crecientes niveles de ansiedad y depresión” entre las chicas adolescentes, así como una peor percepción de sí mismas.

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