Bacterias multirresistentes

Los gallegos consumen el doble de antibióticos que alemanes o finlandeses

A una tercera parte de la población con derecho a farmacia del Sistema Nacional de Salud se le dispensó este fármaco en 2022 | El Sergas avisa de descenso “insuficiente” del consumo

Pacientes en un pasillo de un hospital del Sergas. |  // XOÁN ÁLVAREZ

Pacientes en un pasillo de un hospital del Sergas. | // XOÁN ÁLVAREZ / C. villar/Agencias

C. Villar / Agencias

Desde hace varios años, la Consellería de Sanidade les hace a sus facultativos de Atención Primaria varias recomendaciones relacionadas con los antibióticos que no deja de repetir, empezando por la de no prescribir estos medicamentos “si no es necesario”. La utilización de estos fármacos, de hecho, merece una mención propia en los acuerdos de gestión que firma el Sergas con las siete áreas sanitarias, documento en el que la Xunta advierte que la resistencia a los antimicrobianos “es una de las mayores amenazas para la salud pública a nivel mundial” y que uno de los mecanismos que las incrementa es el “uso inadecuado” de antibióticos. De ahí que entre las “buenas prácticas de prescripción” se ponga como meta rebajar un 3% las dosis recetadas.

Si los datos del Ministerio de Sanidad relativos a 2022 ya avanzaban que durante ese ejercicio se rompió la tendencia a la baja que se venía registrando en Galicia, las estadísticas que maneja la Consellería de Sanidade, relativas al consumo global de antimicrobianos específicamente en Atención Primaria en la comunidad, medido a partir de la dispensación comunitaria, ahondan en esa línea y elevan a 22,38 dosis diarias definidas por cada mil habitantes y día el consumo. Eso supone que a lo largo de 2022 se recurrió un 18% más a estos fármacos que un año antes, cuando se había medido un descenso acumulado de un 30% en un período de seis años.

Los datos, relativos a dispensación comunitaria, incluidas las recetas financiadas por el SNS, las mutuas y el sector privado, se encuentran por encima de la media estatal (situada en 21,69 dosis) y España, a su vez, presenta un consumo superior a la media europea (17,76) y “notablemente superior”, advierte el Sergas, a los países con menor consumo.

Si se compara el dato gallego con el de estos países, la brecha es del doble, por ejemplo, si se toma de referencia el caso de Alemania (10) o de Finlandia (10,5). Si se usa como punto de comparación a los Países Bajos, el país que menos los utiliza, la cifra gallega casi lo triplica.

El Sergas apunta que el consumo gallego siempre superó la media estatal y que ambos registraron una tendencia al descenso hasta 2020, cuando se produjo una “caída abrupta” por la pandemia que aguantó al año siguiente. A pesar de que en el año analizado, 2022, el consumo repuntó, Sanidade concede que no llega al niel de 2019; es casi un 10% inferior. Con todo, revela que el salto hacia un mayor uso se dio a partir de noviembre, en coincidencia, explica el informe sanitario, con que empezaran a incrementarse las consultas por faringitis y amigdalitis estreptocócica, “que se disparó en 2023”, añade.

En todo caso, para el Sergas, el escenario que sale de comparar Galicia y España es “desfavorable” para la comunidad. y advierte que unos pocos antibióticos acaparan un porcentaje muy amplio del consumo.

Las informaciones recopiladas por el PRAN (Plan nacional frente a la resistencia a los antibióticos) no permiten desglosar qué pacientes toman estos medicamentos en mutuas o sector privado, pero sí los que se facturan a cargo del Sistema Nacional de Salud, que son siete de cada diez. Ese análisis refleja que en 2022 se le dispensó al menos un antibiótico al 29% de los residentes en la comunidad con derecho a farmacia financiada por el SNS, con una brecha de género de 10 puntos: en ellas fueron una de cada tres, en ellos uno de cada cuatro. Entre los más pequeños de la casa (de 0 a 4 años), ese contador se da la vuelta y es entre bebés varones donde se recurre más a estas medicinas (41% versus 44%).

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) informó de un problema de suministro del antibiótico inyectable Azactam sin fecha prevista de finalización, por lo que ha ordenado que se restrinja su distribución “a unos casos determinados que deben ser correctamente identificados”. La Aemps ha tomado esta decisión después de que el laboratorio Bristol-Myers Squibb haya comunicado estas incidencias con Azactam 1g polvo y disolvente para solución inyectable debido a problemas de fabricación en su planta, la única que hay en Europa.

Tanto la agencia dependiente del MInisterio de Sanidad como el propio laboratorio ya están trabajando para disponer del medicamento extranjero y reducir el impacto del problema de suministro. No obstante, con la difusión y puesta en marcha de los programas de optimización de uso de antibióticos (PROA), la Aemps subraya que “es recomendable que se consulte con un microbiólogo o con un especialista en el manejo de enfermedades infecciosas”, para que asistan en el manejo terapéutico de este tipo de infecciones tan complejo.

Este antibiótico contiene el principio activo aztreonam y está indicado en el tratamiento de infecciones de muy distinto tipo causadas por microorganismos sensibles.

Un nuevo estudio publicado en American Journal of Infection Control (AJIC) informa de las medidas de prevención de infecciones tomadas para controlar un brote multiespecies de enterobacterias productoras de carbapenemasas que duró meses y que se produjo en una sala de Pediatría en el Centro Médico Omori de la Universidad de Toho en Tokio en 2017. Este estudio destaca la vulnerabilidad particular a la contaminación a través de sumideros y otras fuentes de agua. De hecho, ni siquiera el reemplazo de todos los lavabos de la sala detuvo este brote.

Los enterobacterales productores de carbapenemasas (EPC) son una importante amenaza para la salud pública debido a su resistencia a los antibióticos ampliamente utilizados. El mecanismo biológico que confiere resistencia a múltiples fármacos puede transmitirse de una especie bacteriana a otra, lo que contribuye a la creciente epidemia de resistencia a los antimicrobianos. Un brote de una especie de EPC en un hospital tiene el potencial de convertirse en un brote que involucre a muchas especies, lo que hace que sea mucho más difícil detenerlo. Muchos estudios han demostrado que existe un alto riesgo de contaminación del EPCdentro y alrededor de los lavabos de los hospitales.

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