La joven de 17 años Alejandra Soto-Alján, desaparecida desde la tarde del martes, fue hallada muerta ayer en el monte Altar, a unos 800 metros de su domicilio en la parroquia redondelana de O Viso.

A la espera de la autopsia en el Hospital Nicolás Peña de Vigo, que determinará las causas de la muerte, durante la inspección ocular no se apreciaron signos aparentes de violencia en el cadáver, ni tampoco en el entorno.

Los primeros indicios apuntan a una posible ingesta de barbitúricos, ya que en el lugar se halló un frasco de pastillas en el que faltarían unas 50. Esta medicación procedería de la casa familiar de la joven.

Eran las diez menos diez de la mañana cuando uno de los equipos de búsqueda localizaba el cuerpo de Alejandra. Cuatro vecinos acompañados por varios agentes municipales revisaban un camino forestal por el que la víspera unas mujeres vieron como huía a toda velocidad y marcha atrás un coche nuevo con dos jóvenes en su interior, en una actitud que consideraron sospechosa."

"Vi una cazadora negra, bien colocada y extendida en el suelo como si alguien se hubiera sentado sobre ella, una botella todavía con algo de agua, una linterna y un teléfono móvil naranja con unos delfines", relata Carlos Martínez Garrido, cuya hija era amiga de Alejandra. Este vecino que formaba parte del retén que la encontró añade más detalles. "Había una zona como pisoteada, nos acercamos y allí, cerca de un árbol, estaba ella tendida boca arriba en diagonal sobre el camino, con la cabeza en el centro del vial como si alguien la hubiera colocado para que apareciese. No se apreciaban signos de violencia, aunque en la cara tenía un golpe y un hematoma bajo el ojo, como de una bofetada". Un golpe que la autopsia determinará si se lo produjo la joven al desplomarse.

"Estaba completamente vestida, llevaba unos leggins negros, pero no vimos la falda escocesa que según su familia llevaba. Me quité la cazadora y la tapé con ella", explicaba mientras la comisión judicial procedía al levantamiento del cadáver.

Durante tres horas, efectivos de la Policía Científica y Judicial recogieron muestras en la zona para ser analizadas. Amigos de la víctima reiteraban anoche que Alejandra no tenía problemas. "Era alegre, estudiosa y responsable. Estuvo chateando poco antes de desaparecer y todo iba bien. Tiene que haber alguna otra persona detrás de todo esto", aseguraban.

"La han encontrado, está en el monte". Con esta frase se anunciaba a los equipos de rastreo que la búsqueda de Alejandra había concluido. Su madre, que iba en uno de estos grupos, se temió ya lo peor. "Si está en el monte es que está muerta", clamó. Aunque le pidieron calma porque aún no se sabía nada, la mujer vio las lágrimas entre los vecinos y familiares que se le acercaban y se desmayó.

Esther, hermana de Alejandra, es enfermera y se había quedado en casa para atender las numerosas llamadas telefónicas. A ella le tocó reconocer el cadáver de su hermana en el monte. Su madre también pidió ir al lugar y sentada en una roca no se movió de allí hasta que concluyó el levantamiento del cadáver.

El dolor y la conmoción se extendió rápidamente entre las 200 personas que formaban los equipos de búsqueda, entre los que se encontraban vecinos, amigos, Policía Nacional, Policía Local y Protección Civil. Algunos aseguraban que el cuerpo apareció en un lugar donde ya se había buscado el día anterior.

La familia de Alejandra la había visto por última vez el martes pasado a la hora de comer. Su abuela estaba ingresada en un hospital de Vigo y todos fueron a visitarla, menos ella que se quedó estudiando. Cuando regresaron a casa, la puerta estaba cerrada y varias luces estaban encendidas en la vivienda, aunque ya no había ni rastro de la menor. A las 19.30 horas había hablado con una amiga por messenger del examen de Filosofía que tenían al día siguiente. Salió de casa sin su cartera y sin ropa de abrigo. Sus amigos dieron la alerta rápidamente a través de internet, y distribuyeron carteles con fotos de la joven pidiendo ayuda. El Instituto Rosales I de Vigo, donde estudiaba bachillerato con intención de irse a Santiago a estudiar Psicología, suspendió las clases.