Dos estudiantes españolas se encuentran entre los 19 muertos de la tragedia desatada en la fiesta de música electrónica Loveparade de Duisburgo (oeste de Alemania), que ha sumido a Alemania en la consternación, mientras se aclaran las circunstancias que desencadenaron la catástrofe.

Las españolas fallecidas son las estudiantes de Erasmus Clara Zapater y Marta Acosta, ambas de 22 años y de Tarragona, confirmaron fuentes de Asuntos Exteriores.

Las jóvenes cursaban sus estudios en la Universidad de Münster, en Renania del Norte-Westfalia. Sus familias llegarán a Alemania en las próximas horas, añadieron fuentes de Exteriores. Allí serán atendidas por el cónsul general en Düsseldorf, el diplomático coruñés Manuel Viturro de la Torre.

El consulado asistió a quince españoles que estaban en la Loveparade, en busca de ayuda para regresar a España cuanto antes.

La Fiscalía de Duisburgo inició inmediatamente una investigación mientras los medios alemanes señalan a la policía y a los organizadores de la fiesta como responsables de que una fiesta tecno multitudinaria acabara en un baño de sangre.

Cuando aún quedaban por identificar tres de las 19 víctimas mortales, el jefe de la policía local, Detlef von Schmilling, confirmó ayer durante una rueda de prensa que entre los fallecidos hay al menos otros cuatro extranjeros, un holandés, un australiano, un italiano y un chino.

Schmilling acudió a una rueda de prensa atestada de periodistas acompañado del alcalde de Duisburgo, Adolf Sauerland; del responsable del operativo policial, Wolfgang Rabe, y del principal organizador del festival de música electrónica Loveparade, Reiner Schalle.

Además de las víctimas mortales, de edades entre 20 y 40 años, se produjeron 342 heridos, entre ellos otros cuatro estudiantes españoles, tres de los cuales ya han sido dados de alta, mientras que de la cuarta persona no se informó de su estado.

Para sorpresa de las decenas de periodistas que asistieron a la rueda de prensa retransmitida en directo por la televisión privada N-TV, Rabe aclaró que, contrariamente a lo que se había difundido inicialmente en los medios, ninguna de las víctimas mortales falleció en el interior del túnel, construido en los años 60 y de 10 metros de ancho.

Los fallecidos perdieron su vida en las rampas circundantes o al tratar de trepar por una escalera, principalmente en el lado oeste de la entrada.

Un portavoz de los organizadores, Björn Köllen, se remitió a la investigación judicial al ser interpelado sobre la existencia de una única puerta de entrada al recinto festivo, situado en la antigua estación de mercancías de Duisburg.

Schmeling explicó que poco antes de la tragedia la policía habilitó un segundo acceso y aclaró que en ningún momento se cerraron las puertas de la Loveparade.

Tanto Rabe como el principal organizador de la fiesta tecno, Rainer Schaller, se mostraron absolutamente consternados. Schaller anunció que abandona la organización de la Loveparade, nacida hace 21 años en Berlín y que había anulado ya la cita del próximo año, prevista en la cercana ciudad de Gelsenkirchen.

Uno de los aspectos más criticados de la tragedia, la actuación de la policía, era matizada ayer por Schmeling. Frente a lo que aseguraron los medios alemanes, que sólo 1.200 agentes estaban al cargo de la seguridad en la ciudad, el jefe de policía dijo que eran 4.000, más un millar de agentes de seguridad privados dentro del recinto.

Rabe señaló que no podía confirmar que el sábado en el entorno de la Loveparade hubiera hasta 1,4 millones de personas. Schmeling dijo que sólo podía asegurar que entre las nueve de la mañana y las dos de la tarde llegaron a la estación de trenes de Duisburg 105.000 personas.

El responsable del dispositivo de seguridad en Duisburg subrayó que el aforo del recinto de la Loveparade era de unas 300.000 personas, y que en el momento de la tragedia no estaba lleno. La prensa alemana criticó que se habilitara un espacio de 230.000 metros cuadrados, cuando normalmente en los últimos años la Loveparade atrajo a más de un millón de personas.