Tragedia en los Estados Unidos. Al menos 300 personas han fallecido en los seis Estados del sur que fueron azotados por el temporal de lluvias y tornados de los últimos días, el más devastador en varias décadas, según indicaron ayer las autoridades. El Estado de Alabama es el territorio más castigado. Se han localizado 213 muertos cuando continúan las tareas de socorro a los damnificados, búsqueda de supervivientes y limpieza de escombros en una amplia zona que abarca desde Texas al sur de Nueva York.

Las tormentas y tornados, que arrasaron barrios enteros, dejaron más de un millón de hogares y negocios sin energía eléctrica. Los informes de las autoridades dan cuenta de momento, además de los 213 muertos de Alabama, de 34 en Tennessee, 32 en Misisipi, 15 en Georgia, cinco en Virginia y uno en Arkansas, en lo que supone una de las mayores catástrofes naturales desde el huracán Katrina.

El gobernador de Alabama, Robert Bentley, ordenó la movilización de 2.000 soldados de la Guardia Nacional para las tareas de vigilancia, socorro y limpieza, y las autoridades de gestión de emergencias han desplazado 35 equipos de socorro de Tuscaloosa.

El alcalde de esta ciudad, Walter Maddox, señaló que se han confirmado allí por lo menos 38 muertes atribuidas al paso y a los daños causados por las tormentas.

En Tennessee, las autoridades advirtieron a los conductores de vehículos que no entren a Alabama sin llenar antes los tanques de combustible, ya que los apagones y la destrucción han dejado sin servicio las gasolineras. En la localidad de Rainsville se han hallado 25 cadáveres cerca de un grupo de viviendas prefabricadas, según el jefe de policía,

El presidente Barack Obama, que ayer visitó la zona, admitió que nunca había visto "una devastación similar". En una breve declaración a los medios, añadió que va a hacer "todo lo posible" para facilitar la reconstrucción, tras prometer "la máxima ayuda del Gobierno".

Tras su llegada a Alabama, donde se iba a reunir con los responsables de los equipos de emergencia y las autoridades estatales, Obama visitó algunas de las zonas más perjudicadas en la ciudad universitaria de Tuscaloosa. "Nos vamos a asegurar de que no quedan olvidados", reiteró el presidente, tras comprobar cómo calles enteras habían quedado destruidas, con árboles arrancados, viviendas sin techo y paredes derrumbadas por 163 tornados entre el martes y el jueves.

En una jornada de sol que desmentía el temporal de los últimos días y acompañado por su esposa, Michelle Obama, un presidente en mangas de camisa y sin corbata pudo ver cómo algunas viviendas estaban marcadas por una cruz, símbolo de que ya habían sido inspeccionadas y se había encontrado cadáveres en el interior. "No podemos devolver a la vida a los que hemos perdido, ahora ya se encuentran con Dios", indicó el presidente estadounidense, pero "vamos a ayudar a que estas comunidades se reconstruyan", dijo.

Junto al alcalde de Tuscaloosa, Walter Maddox, y los senadores por Alabama Jeff Sessions y Richard Shelby, los Obama saludaron a tres grupos de residentes en el barrio de Alberta, en Tuscaloosa, a los que aseguraron que los daños les "rompían el corazón".

"Lo que es sorprendente es que cuando cosas así suceden, la gente olvida todas sus diferencias estúpidas", explicó Obama, ante un panorama de escombros, ramas caídas y viviendas destrozadas.