La prostitución y el furtivismo son negocios muy rentables a tenor de lo expuesto ayer por dos de las amantes de José Antonio Pouso Rivas, Pelopincho, -que suman un patrimonio de 12 millones de euros- y del lugarteniente del narcotraficante. La Audiencia de Pontevedra retomó ayer el juicio contra la que está considerada como la mayor trama de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico con los nueve acusados que se declaran inocentes. Entre ellos, dos mujeres a las que el fiscal acusa de ser las principales testaferros del narco. Se trata de Teresinha de Jesús Carvalho y Lidia Niele Maia Dacosta. Entre ambas atesoraban, en el momento de su detención, un patrimonio que el fiscal valora en 12 millones de euros y que considera que pertenece, en realidad, a Pouso Rivas. Ambas negaron este extremo y señalaron que lo fueron adquiriendo, principalmente, en base a las ganancias del ejercicio de la prostitución.

Otras dos acusadas, Gloria Milene Salazar Quintero -esposa de Benito Suárez, supuestamente la "mano derecha" de Pouso Rivas- también justificó el origen del dinero con el que adquirió el patrimonio que obra a su nombre en el ejercicio de la prostitución. El mismo argumento utilizó la hija de Pouso Rivas, Vanesa Pouso Cacabelos.

El fiscal preguntó directamente a Teresinha "¿Cómo había llegado a conseguir un patrimonio de más de mil millones de pesetas?" que incluye, numerosos inmuebles, sociedades y locales comerciales a su nombre, inversiones e incluso cerca de un millón de euros que fueron localizados en su casa. Su respuesta fue la prostitución y especialmente con uno de sus clientes, llamado "Juan", al que calificó como "una relación especial que me dejaba muchísimos cuartos". Aseguró que "no podía dar más nombres" de esos "clientes especiales" ya que hay "personas importantes". Ante esto, el fiscal leyó su declaración ante el juez de instrucción, en la que decía que "Pepe" (Pouso Rivas) le dio más de 100 millones de pesetas . Por su parte, Lidia Niele -quien tan sólo quiso responder a las preguntas de su abogada- aseguró que era prostituta de "servicios especiales" como sadomasoquismo, coprofilia y sexo en grupo. Dice que llegaba a cobrar 12.000 euros la hora, cantidad que triplicaba si, por ejemplo, era ella la "sometida".

También declaró ayer Benito Suárez, considerado mano derecha de Pelopincho, quien tan sólo tenía a su nombre un Audi de segunda mano que asegura que adquirió con ahorros del Gran Sol y los beneficios obtenidos con el furtivismo.

Mientras el juicio sigue su curso, los dos principales cabecillas de la trama siguen en paradero desconocido. Se trata del supuesto líder de la organización y dueño del patrimonio cuya titularidad intentaba ocultar a través de numerosos testaferros: José Antonio Pouso Rivas, Pelopincho; y del letrado acusado de diseñar todo el entramado, el abogado pontevedrés Manuel Franco Argibay. Al parecer, las informaciones que manejan las fuerzas de seguridad en cuanto al letrado lo situarían vivo, oculto en algún lugar de América del Sur.

Más incógnitas se abren en cuanto al paradero de Pelopincho. Algunos de sus familiares más directos creen que ha sido víctima de un ajuste de cuentas, otros dicen que está vivo y hay quien incluso cree haberlo visto por Galicia.

Las fuerzas policiales también barajan varias hipótesis contrapuestas. La Fiscalía hablaba en su memoria de dos personas que podrían permanecer secuestradas -"tal vez muertas"- a raíz de los problemas surgidos con un desembarco de hachís intervenido en Portugal. Uno de ellos podría ser Pelopincho, como ya adelantó este diario.

El segundo sería un vecino de Monte Porreiro, Pontevedra, del que se desconoce su paradero desde noviembre, justo cuando desapareció Pouso Rivas.

Otros investigadores se inclinan por la posibilidad de una huida de Pouso Rivas, puede que para eludir este juicio o quizá para escapar de una amenaza todavía mayor.