95-82 | El Leyma se cita con el ascenso en Melilla

Está a un paso de la ACB tras arrollar al Castelló

Burjanadze relanzó al equipo en el segundo cuarto

Álex Hernández botaba el balón en el centro de la pista, con el puño en alto, mientras pasaban los últimos segundos del partido y el Palacio de los Deportes de Riazor ya estaba en pie celebrando ya el 95-82 sobre el Castellón. El guión soñado. Y la victoria que deja al Leyma a un solo paso de la ACB. Tendrá que rematarlo en Melilla el viernes. Ganar o esperar a que pierda San Pablo o a que gane Lleida. Los números están de su parte. Más cuando, después de varias semanas ausente, volvió el equipo arrollador, el que se echa a correr y no acepta rehenes, el que vence por agotamiento de los rivales, a los que no deja respirar. Beka Burjanadze, con un segundo cuarto para enmarcar, puso en marcha la maquinaria en la que solo falló la lesión de Olle Lundqvist y en la que hubo un pequeño susto final. Por ponerle suspense. Como lo habrá hasta la última jornada que los aficionados naranjas podrán seguir por una pantalla gigante. Un momento para la historia para que no se pierda nadie.

Era muy importante la forma de entrar al partido. Las caras, los gestos, eran de concentración. De determinación. Y aunque la primera jugada salió mal, con tapón a Barrueta y canasta a la contra de Okouo; aunque no entraron tampoco los tres primeros triples; no aparecieron los nervios ni ningún signo de preocupación. Aris llevó el mando del ataque y abrió el fuego de un carrusel de triples con tres para los locales y uno para los visitantes, que sobrevivían gracias a la potencia de Okouo (15-13). Nadie se despegaba en el marcador, pero fueron los valencianos los que llegaron con una pequeña ventaja, gracias a un triple, al final del primer cuarto (21-23).

Fue en el segundo cuarto cuando se desató la furia naranja. No es que el Castelló se viniera abajo, no. El equipo visitante siguió con el mismo ritmo, pero en el momento en el que los naranjas encuentran el suyo, los pases, el movimiento de balón, y encima les acompaña el acierto, son imposibles de parar No son primeros por una casualidad. Todo el año han dominado así. Y en esta ocasión tuvo mucho que ver el protagonismo de Burjanadze. Jugó e hizo jugar y además metió aún más al público en el partido. Tampoco es que hiciera falta porque con el Palacio lleno, la afición estaba encendida. Pero el ala pívot todavía les pedía más, como cuando anotó el 30-27 con falta personal incluida para el 31-27. 

Burjanadze además de su acierto asumió los galones de la segunda unidad, con muchos minutos en pista, junto a otro veterano como Jakovics. Entre los dos se entendieron e intentaron buscar a Diagne, que sin Okouo en pista tenía superioridad de centímetros y peso en la pintura. El senegalés sumó dos canastas seguidas que unidas al triple de Beka, situaron al Leyma con diez puntos de ventaja (43-33). El gorgiano se fue hasta los 12 puntos y 18 de valoración saliendo desde el banquillo. Epi siguió buscando en el fondo de su armario y sacó a Álex y Pablo Hernández para unos minutos finales del segundo cuarto que termino con tres tiros libres de Barrueta (52-43). El ritmo era para volver a sobrepasar la barrera de los 100 puntos. Una vez más.

Y no bajó. La falta de frescura de las semanas previas, el cansancio físico y mental lo curó el Palacio. Por cada canasta visitante, llegaban dos locales. Robo y a correr. Saque y a correr. Defensa y a correr. Rebote y a correr. Sin dejar pensar al Castelló, sobrepasado y que al verse con la soga del descenso al cuello, también le entraron los nervios. Al Leyma le salía casi todo. Barrueta puso la máxima ventaja (63-47) y Lundqvist la asentó con otro triple (66-51). Pero justo en la jugada siguiente, el sueco metió el brazo para defender y el hombro izquierdo volvió a salirse de su sitio. Se tuvo que retirar, lesionado —aunque regresó al banquillo para ver el resto del partido con el brazo en cabestrillo y hielo—. Un disgusto en el medio de la fiesta que rozó los veinte puntos de ventaja (71-53), aunque bajó al 78-64 antes de empezar el último cuarto.

El triple de Font nada más empezarlo desataba la ilusión, lo mismo que el de Barrueta (86-67) y el de Jakovics (89-71). Pero entonces el Castelló se aprovechó de una cierta relajación de los locales, que en un par de pérdidas por un lado y un par de ataques en los que buscaron gustarse demasiado, encajaron un parcial de 0-8 que con 89-79 obligó a Epi a pedir tiempo muerto. Y aún fue peor, porque nada más volver a pista, otra pérdida propició otro triple visitante. 0-11 de parcial. 89-82. Solo siete puntos de margen. Pero volvió la calma. Burjanadze anotó. Dos tiros libres de Pablo Hernández. Y Font remató la faena con una clásica bandeja.