Prisión provisional sin posibilidad de fianza. Carlos Calvo, el único de los cuatro supuestos integrantes de Resistencia Galega detenidos en Vigo el pasado sábado que ayer pasó a disposición de la Audiencia Nacional, durmió anoche en la cárcel. El joven compostelano fue detenido por la Policía Nacional en una espectacular operación en el parque vigués de Castrelos, donde acababa de dejar dos bombas preparadas para explosionar en el maletero de un coche. Carlos Calvo se acogió a su derecho a no declarar ante el magistrado Pablo Ruz, titular del Juzgado Central de Instrucción número 5, quien ordenó su traslado a un centro penitenciario imputado por un delito de integración en organización terrorista y otro de tenencia de aparatos explosivos.

Los otros tres vigueses detenidos en la operación conjunta por la Guardia Civil -Xurxo R.O., Diego S.M. y Héctor M.G.- pasarán hoy a disposición del magistrado de la Audiencia Nacional. El primero de ellos, vecino de Lavadores (Vigo), se había citado con Carlos Calvo en Castrelos para la entrega de los explosivos.

Xurxo R.O., pese a su juventud, es ya un viejo conocido de las fuerzas de seguridad. En el año 2010, siendo menor de edad, fue sorprendido en un vehículo con su correligionario Óscar Sánchez Blanco pues cumplió 8 meses de internamiento en un centro de menores en 2010, tras ser sorprendido con Óscar Sánchez Blanco cuando transportaban un artefacto explosivo con el que supuestamente iban a atentar en una estación eléctrica.

Los cuatro detenidos están considerados la nueva cúpula de Resistencia Galega tras la detención de seis integrantes del grupo el pasado mes de noviembre. Se sospecha que son los autores de los últimos atentados a las sedes del PP en los municipios de Meis y Ribadumia y de la colocación de artefactos explosivos en las antenas de televisión del monte Sampaio en Vigo el pasado mes de agosto.

Mientras, un grupo radical desconocido (Acción Directa Anticapitalista Internacionalista) reivindicaba ayer el ataque con cóctel molotov al Club Financiero de Vigo la víspera, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, advertía de que los "fanáticos no tienen cabida" y pedía unidad política para defender "la Galicia en libertad y donde la gente se expresa con palabras, no con bombas y artefactos".