Las familias de Newtown comienzan a despedir a los niños asesinados el pasado viernes por Adam Lanza en el colegio Sandy Hook. Las dos primeras ceremonias fueron las dedicadas a Noah Pozner y Jack Pinto, ambos de seis años. Una se celebró en Fairfield y la otra en Newtown. Los niños siguen sin volver a una escuela que parece haber quedado maldita. Incluso se habla de que las clases se impartan en otra escuela que estaba cerrada.

Ayer se conocieron nuevos detalles sobre las circunstancias en la que vivía Adam Lanza. Su madre, Nancy, pertenecía al movimiento preparacionista o survivalista (de survival, superviviencia en inglés) y estaba obsesionada con que sobrevendría un terrible desastre que traería la violencia y el caos social. Por eso hacía acopio de armas y víveres en su casa. Hasta cinco armas tenía a su nombre en la vivienda, al menos tres de las cuales, un fusil de asalto y dos pistolas semiautomáticas, fueron utilizadas por su hijo en la matanza.

Según The Telegraph, la mujer estaba obsesionada con el fin del mundo y se preparaba para un posible estallido entrenándose con las armas, cuyo uso también enseñó a sus hijos. La afición por las armas comenzó a raíz de la separación de su marido. La mujer, al verse sola en una casa con dos hijos, temía por su seguridad.

La mujer estaba constantemente encima de Adam, el autor de la masacre. Un chico muy inteligente, pero con un trastorno de la personalidad que le impedía mantener cualquier relación social, pese a que lo intentaba con todas sus fuerzas. Su hermano Ryan, que ya fue interrogado por la policía para descartar su intervención en los hechos, lo calificó alguna vez sin ningún miramiento: "Mi hermano siempre ha sido un friki".

Un joven que le cuidaba de pequeño, rememoró una de las advertencias de la madre: "Nunca le des la espalda", indicándole que debía controlarle en todo momento. Este canguro le recuerda sobre todo como un chico silencioso. Un psicólogo que le atendió de más joven, resaltó el temor de su madre y él mismo a que hiciese daño a alguien o a sí mismo. En los últimos tiempos, la madre se quejaba de que ya no podía llegar a él y de que le estaba perdiendo. Una amiga de la madre indicó que ésta le había dicho varias veces que el chico sufría el síndrome de Asperger, uno de los tipos de autismo menos incapacitantes.

Pero a pesar de todos estos testimonios siguen sin estar claros los motivos que llevaron al joven a matar a su madre (hallada en pijama sobre la cama, con varios disparos en la cabeza) y a otras 26 personas, entre ellas 20 niños. La policía interrogó ayer a dos supervivientes de la matanza para establecer con milimétrica exactitud cómo se desarrollaron los hechos. Sólo ha trascendido que el joven había tenido un enfrentamiento con cuatro de los profesores el día antes de la matanza. Hoy sólo está vivo uno de ellos: mató a los otros tres.

Los testimonios de lo ocurrido en la escuela maldita siguen conociéndose a cuentagotas. Una niña de 6 años pudo sobrevivir a la matanza haciéndose la muerta entre otros compañeros acribillados, según aseguró un pastor de Newtown, Jim Solomon, que había dado consuelo espiritual a la pequeña y a su familia. Según diría la menor más tarde, lo único que vio fue a un hombre "very angry and very mad" (muy enfadado y muy loco).

La niña salió del colegio por sus propios medios, completamente cubierta de sangre, pero milagrosamente sin un rasguño. "Mamá, estoy bien, pero todos mis amigos están muertos", fue lo primero que le dijo a su madre, siempre según el pastor, una frase lapidaria para una experiencia que marcará su vida.