Las autoridades chinas han atribuido a un hombre de 59 años que quería "vengarse de problemas personales", y que ha muerto en el incidente, el incendio de un autobús en la ciudad de Xiamen, en el sureste de China, donde perdieron la vida al menos 47 personas y otras 34 resultaron heridas, según informó ayer la agencia oficial Xinhua.

Los agentes encontraron notas en la vivienda del sospechoso que indicaban que se sentía descontento y pesimista sobre su vida y que planeaba el incendio como venganza por problemas personales. La tragedia, ocurrida el viernes, se había atribuido casi de forma inmediata a un "grave acto criminal". Como indicios que apuntaban a que se trataba de un incendio provocado las autoridades señalaron que las ruedas y el depósito de combustible del autobús estaban intactos, por lo que, en principio, descartaban que se debiera a un problema de seguridad. En el momento del siniestro 90 personas viajaban en el autobús, de las cuales 47 han fallecido y 34 se encuentran hospitalizadas. Entre los pasajeros había 15 estudiantes, siete de los cuales están recibiendo tratamiento médico y los ocho restantes siguen desaparecidos.

El Ayuntamiento de Xiamen aseguró que ya ha revelado una lista de los heridos y que las identidades de los fallecidos aún se están verificando, según publicó ayer la agencia oficial Xinhua. El suceso ocurrió después de que un incendio en una matadero avícola en el norte de China causara el lunes 120 muertos y 70 heridos, el peor incidente de este tipo en más de una década.