La Policía Nacional ha detenido a siete grafiteros, tres de ellos menores, por causar daños a trenes de Renfe en Madrid por valor de más de un millón de euros, informó el cuerpo de seguridad.

Con esta operación se desmantela un grupo organizado muy activo conocido como LFC, al que se imputan 185 delitos de daños y 71 de desórdenes públicos.

Los arrestados utilizaban el método del palancazo, consistente en accionar la palanca de freno de emergencia de los trenes para realizar las pintadas y además grababan la acción delictiva con la intención de difundirla posteriormente a través de las redes sociales.

La investigación se inició en el mes de octubre de 2011 cuando los agentes identificaron a varios integrantes de un grupo de grafiteros conocido por las siglas "LFC".

Tras las primeras pesquisas los investigadores localizaron un gran número de pintadas firmadas con los nombres Haok, Leye, Rail, May, Snap Shark y Tape. Poco después averiguaron que todos ellos son integrantes de un mismo grupo y consiguieron relacionar estas pintadas con la banda investigada.

El grupo utilizaba el método del palancazo, que consiste en que dos o tres miembros del grupo accionan el freno de emergencia para detener el tren, de tal forma que los grafiteros aprovechan los cinco o diez minutos que tarda el maquinista en iniciar de nuevo la marcha para realizar las pintadas.

Además de pintar grafitis solían golpear los vagones con bates de béisbol, lanzaban piedras y otros objetos y grababan el acto vandálico para difundirlo en las redes sociales.

La localización de los miembros del grupo ha resultado bastante difícil debido a que adoptaban medidas de seguridad para evitar identificaciones por la policía.

De esta forma, siempre ocultaban sus rostros y empleaban un tiempo récord en sus actuaciones delictivas y además solían realizar los grafitis cuando los trenes se encontraban en lugares de difícil acceso o estacionados en los depósitos sin circular por las vías.