En sus trece. Antonio Ortiz, el supuesto pederasta de Ciudad Lineal, repitió ayer noche ante la juez que instruye el caso la misma actitud "displicente" que mantenía con la policía desde que el miércoles fue apresado en Santander. No sabe por qué lo han detenido. De ahí no se mueve. Todo lo que habla, según declaró ayer el jefe superior de Policía, Alfonso Fernández Díaz, son frases en las que de una u otra manera insiste en que no sabe qué hace en manos de los agentes.

Antonio Ortiz, el madrileño de 42 años al que se le atribuyen 15 delitos (cinco agresiones sexuales, tres tentativas de agresión, cinco detenciones ilegales y dos homicidios en grado de tentativa), llegó poco antes de las ocho de la tarde de ayer a los juzgados de plaza de Castilla, en Madrid, donde la juez de Instrucción número 10, María Antonia de Torres, tenía previsto tomarle declaración. Llegó en un vehículo que iba escoltado por siete coches de policía. Su abogado ya había anunciado previamente que no abriría la boca.

Y prácticamente no lo hizo. Fuentes jurídicas indicaron que se mostró tranquilo y que lo negó todo. Rechazó declarar porque, según argumentó, la policía no le ha informado de los hechos, sino solo de los delitos que le imputan. Tras su primer encuentro con la instructora del caso, Ortiz fue trasladado a un módulo de especial seguimiento, donde permanecerá en prisión sin fianza y comunicada.

La policía está segura de que tiene pruebas suficientes para lograr una condena. En este contexto, la confesión sería lo de menos. "Nuestro interés -declaró ayer el jefe superior de Policía- es que el detenido pase a disposición judicial en estado virgen y puro, salvaguardando sus derechos de presunción. No tenemos ningún interés en que declare o no, sino determinar el avance de las pruebas, encajar todo el puzle y que nos lleve a facilitar su culpabilidad".

La investigación, reiteró Fernández Díaz, es sólida. Los registros han dado sus frutos. "Hemos buscado y hemos encontrado todos los indicios, tanto los que presumíamos que podíamos encontrar como otros porque siempre se pueden cometer fallos", subrayó el jefe superior, quien añadió que "el crimen nunca es perfecto. Uno siempre deja rastros que evidencian lugares, efectos, documentos... que luego son pruebas".

Uno de esos registros, además del efectuado en el piso de Santander donde se escondía y donde fue capturado, se produjo el jueves en la vivienda del barrio de Hortaleza donde, supuestamente, habría cometido algunos de sus abusos a niñas menores y "poco formadas", sus víctimas predilectas. Pasadas las diez y media de la noche, Ortiz abandonó esta vivienda de la calle Santa Virgilia. El registro había comenzado a las 08.15 horas. En ese registro, los agentes hallaron restos de vómito supuestamente de una de las menores agredidas y otras pruebas biológicas que podrían incriminar al pederasta. La policía incluso levantó baldosas y cañerías en busca de pelos y otros vestigios.

Mientras se efectuaba el registro, en la calle se escuchaban gritos e insultos contra una persona que sembró el terror en el barrio de Ciudad Lineal. Incluso algunos vecinos se aproximaron al coche para golpearle, pese a que el vehículo salió a gran velocidad del garaje del inmueble. Por otra parte, la gestión de la información alrededor del pederasta de Ciudad Lineal está provocando cierto malestar entre los jueces de plaza de Castilla debido a que podría derivar en una posible vulneración de los derechos fundamentales del detenido. Fuentes jurídicas han señalado que algunos jueces están mostrando su disconformidad ante cómo las administraciones están gestionando los datos sobre esta investigación. Ayer también trascendió que la policía no cree que, en principio y al menos en Madrid, haya más víctimas.