Un palo de gran tamaño, localizado en el domicilio de la víctima, es probablemente el arma homicida que acabó con la vida de Marina Rodríguez Barciela, la mujer de 69 años asesinada en su vivienda de Mos presuntamente a manos de su marido, Florencio Alonso Calvar, de 71, el pasado miércoles. El hombre, que acudió la noche del día 30 al cuartel de la Guardia Civil para comunicar que había encontrado el cadáver de su mujer en la cocina de su domicilio, ingresó del día de Nochevieja en la prisión de A Lama acusado de presunto homicidio.

La investigación, a tenor de los datos iniciales de la autopsia, avanza que la mujer recibió una brutal paliza con el palo ya que la sexagenaria presentaba numerosos y contundentes golpes en la cabeza que le desfiguraron el rostro, como comprobaron las numerosas personas que ayer acudieron a darle el último adiós al tanatorio. El análisis del arma del crimen, que al parecer tiene las huellas del hombre y algunos restos biológicos, resultará determinante para la acusación, pues Florencio Alonso negó inicialmente su participación en los hechos y en su comparecencia judicial se negó a declarar sobre la muerte de su mujer.

Rodríguez había interpuesto en 2014 denuncia contra su marido por malos tratos físicos y psíquicos. Hubo juicio de faltas por insultos, durante el cual la víctima retiró la denuncia y el caso fue archivado.