El relato de los agentes de la Policía Nacional que participaron en la recuperación del cuerpo de la peregrina norteamericana Denise Pikka Thiem puso ayer los pelos de punta a quienes siguieron en la Audiencia Provincial de León la segunda jornada del juicio contra Miguel Ángel Muñoz, su presunto asesino. Muñoz, impasible, frente al jurado popular que lo va a juzgar.

Un relato crudo en el que no se ahorraron detalles: el cuerpo de Denise, semienterrado bajo unos matojos secos y a pie de un pino; desnudo, con las dos manos cortadas (y aún desaparecidas) y en avanzado estado de putrefacción. Los agentes explicaron que las dos forenses les pidieron recoger el fémur de la pierna derecha y las cinco uñas del pie izquierdo de la víctima.

Todo ello ocurrió en septiembre de 2015, cinco meses después de la desaparición de la peregrina a su paso por la localidad leonesa de Castrillo de los Polvazares, en pleno Camino de Santiago, y solo unos días más tarde de la detención de Miguel Ángel Muñoz en Grandas de Salime.

Todos los policías testigos en el juicio coincidieron ayer en que el propio acusado les condujo hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo y hasta el sitio donde inicialmente lo había enterrado y, con posterioridad, exhumado. Cuando la fiscal y el abogado de la acusación particular pidieron detalles de esa primera tumba de Denise Pikka, la historia se volvió particularmente negra.

"Comenzamos a cavar y empezaron a aparecer putrílagos, una especie de líquido mezclado con tierra que forma terrones con olor a podrido. Las forenses nos pidieron que recogiéramos también insectos. Gusano que encontrábamos, gusano que recogíamos", explicó muy gráficamente uno de los agentes que participaron en las operaciones.

El abogado defensor de Muñoz, Vicente Prieto, aseguró que "no consta en ningún informe" la existencia de ese putrílago. Uno de los policías que intervino en el juicio planteó que quizá no era necesario porque el fémur enviado al laboratorio había confirmado sin ninguna duda la identidad de la peregrina norteamericana.

La segunda sesión en la Audiencia leonesa tuvo una batalla de fondo entre fiscal y defensor. Ella insistió en dejar clara la limpieza del proceso. Él manifestó sus dudas al respecto. El abogado Prieto preguntó sobre lo que interpreta como "interrogatorios" informales durante el primer fin de semana de detención de su defendido, en la comisaría de Astorga y sin presencia de la abogada de oficio que inicialmente fue asignada al presunto homicida.

"Para nada -respondió uno de los policías que le custodiaron en comisaría-. Apenas habló, no fue posible tener una conversación con él, ni siquiera para calmarle".

Ese mismo policía participó en la reconstrucción de los hechos junto al detenido. Muñoz les condujo desde su casa en Castrillo de los Polvazares hasta el lugar del primer enterramiento, muy cerca de la vivienda. "Calma, calma; todo a su tiempo", recuerda el agente que les dijo cuando le pidieron que concretara el sitio.