Poco después de las diez de la mañana de ayer, un particular telefoneó al 112 para alertar de la presencia de un hombre muerto y cubierto de sangre, al lado de su casa del lugar de O Apedrado, en la parroquia de Amil, en Moraña. Se trataba de Agustín Chayán Silva, conocido como Agustín do Carballal, de "entre 83 y 84 años", según apuntó la alcaldesa de Moraña, Luisa Piñeiro, que acudió al lugar.

El octogenario apareció muerto con evidentes signos de violencia. El cadáver presentaba múltiples heridas de arma blanca, según los datos aportados por la Guardia Civil, que fue llegó al lugar del crimen sobre las diez y media de la mañana. Hasta allí se trasladaron también agentes de la Policía Judicial, efectivos de Protección Civil de Moraña y una ambulancia del 061. Desde la llegada de las fuerzas de seguridad a la casa y hasta las 15.30 horas, cuando se procedió a levantar el cadáver, la Policía Judicial peinó el lugar para recopilar pistas y tratar de dar con el autor. No se practicó ninguna detención y se descartó la hipótesis del robo.

El hombre llevaba varias horas muerto cuando su cadáver fue localizado. La comisión judicial, procedente del juzgado de Caldas de Reis, llegó entorno a las 13.30 horas al domicilio donde ocurrieron los hechos y abandonó el lugar aproximadamente una hora después. Fuentes próximas a la investigación señalan que las pesquisas se centran por el momento en su entorno cercano, para reunir todos los datos posibles.

El fallecido vivía con su prima, de aproximadamente su misma edad, y una hija de ésta, que padece un enfermedad mental y a quien la Guardia Civil trasladó a media mañana a la Unidad de Psiquiatría del Complejo Hospitalario de Pontevedra. Tras la inspección realizada en el lugar por los forenses, el cuerpo fue trasladado al Hospital Provincial para que los forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) le realicen la autopsia.

Por su parte, sus vecinos reconocen que las broncas entre la familia y las visitas de efectivos de la Guardia Civil eran habituales. "Discutían todos los días", relataba una vecina de la vivienda donde se encontró el cadáver de Agustín do Carballal. "Eso se veía venir porque ahí había discusiones todos los días; es la tercera vez que viene la justicia a esa casa", añadía otra vecina. "Esa casa, ni que estuviera embrujada", apuntaba otra mujer.

Los escasos vecinos del lugar de O Apedrado, muy cerca de la iglesia parroquial de Amil, explican que Agustín do Carballal había trabajado toda la vida en la agricultura "que se sepa" y que tenía un buen estado de salud "para los años que tenía". Incluso aparentaba una edad menor: "Parecía que tenía sesenta años", apuntó un vecino.