El carácter mediático que ha tenido el caso de la desaparición de Diana Quer desde sus inicios se notó ayer a las puertas del juzgado de Ribeira. Desde primera hora de la mañana, la cantidad de curiosos que se mezclaban con la dotación de la UIP de Policía Nacional, que custodiaba las puertas de las dependencias judiciales, y los medios, era ya considerable. Los más madrugadores pudieron presenciar la llegada a los juzgados de Rosario Rodríguez, que no se libró de ser increpada, pese a refugiarse en el interior del garaje y ocultarse bajo una capucha para no ser reconocida.

Poco después de las 10.30, el furgón de la Guardia Civil que trasladaba a José Enrique Abuín Gey desde la cárcel de Teixeiro enfilaba la calle en la que se encuentran los juzgados. Mientras las furgonetas de la Policía Nacional se movían para proteger al presunto autor de la muerte de Diana Quer, se respiraba una calma tensa, que se rompió en el momento en que El Chicle salió del interior del vehículo para ser introducido en el juzgado. Esa calma estalló, con el grito más recurrido durante estos días, el de "asesino".

Pese a que quedaban todavía algunas horas por delante, al tener que pasar por dos juzgados diferentes para declarar por los hechos del caso Diana Quer y por el intento de secuestro de Boiro, los vecinos, visiblemente indignados y criticando abiertamente a El Chicle, aguardaron estoicamente, soportando incluso algún amago de chaparrón que se quedó en nada. La espera tuvo la recompensa de ver como abandonaba el juzgado ,a cara descubierta, Rosario Rodríguez, sobre las 11.45. Dos horas después, tras declarar ante el mismo juez por el caso de Boiro y dictarse los autos, salió al fin Abuín con destino a la cárcel de Teixeiro. Los agentes tomaron las mismas precauciones que a su entrada para evitar posibles agresiones. Lo consiguieron, pero lo que no lograron fue rebajar los ánimos contra "El Chicle", al que vecinos desearon todo tipo de vejaciones en prisión.