El catamarán siniestrado el martes en aguas de O Grove había sido sometido a labores de reparación o mejora tanto en la cocina -de ahí la presencia de dos bombonas de butano a bordo- como en su motor. Precisamente se trata de los dos lugares donde pudo haberse originado la explosión que dio lugar a las llamas que calcinaron por completo este barco de pasaje y dejaron finalmente 48 heridos, según la Consellería de Sanidade.

El grovense Manuel Álvarez Garrido, propietario de Cruceros Rías Baixas, la empresa armadora, desconoce dónde se produjo realmente la explosión, pero confirma que el motor de esta nave "había dado algunos problemas", como también señala que "había bombonas a bordo porque estábamos montando la cocina, pero aún estaba todo sin instalar". Al ser preguntado sobre las causas del incendio señala que "puede que fuera debido a las bombonas, pero también pudo tratarse de un fallo en el motor, porque como decía antes dio algunos problemas y estábamos haciendo ajustes, pendientes aún de los últimos detalles técnico". De cualquier modo "no sabemos qué pasó y lo determinará la investigación abierta", por la cual ya prestaron declaración en el cuartel de la Guardia Civil los tripulantes que estaban en el catamarán en el momento del incendio.

Un dato a tener en cuenta es que el barco siniestrado, el Boramar, era nuevo en esta naviera, a la que llegó para ser uno de sus "barcos estrella". Pero había sido construido a finales de los años noventa. Cruceros Rías Baixas lo presentó en las redes sociales en mayo, aunque no fue hasta el pasado día 16, con motivo de la procesión marítima en honor a la Virgen del Carmen de O Grove, cuando se mostró realmente en sociedad. Aunque nuevo en el puerto de O Corgo, era un barco de segunda mano, en realidad construido hace dos décadas y que estuvo hasta ahora en aguas de Valencia, realizando singladuras turísticas por el Mediterráneo.