Todas las hipótesis están abiertas en el caso de Fernando Iglesias Espiño, el parricida de 63 años natural de Silleda fugado del penal de Pereiro de Aguiar (Ourense) en el que cumplía condena por matar a su familia en Gran Canaria en 1996. El recluso tenía que haber reingresado el 13 de agosto tras un permiso de fin de semana, pero no lo hizo y desde entonces se desconoce su paradero. Guardia Civil y Policía Nacional mantienen abiertas sendas líneas de investigación.

El preso sufrió dos infartos en prisión, por lo que no se descarta que haya sufrido un problema médico. Se rastrean hospitales y centros de salud. Su teléfono móvil puede aportar pistas y se comprueban los contactos que tuvo los días previos y posteriores a la salida y los movimientos de su cuenta bancaria. Su vehículo está en el punto de mira ya que tenía coche propio que utilizaba en cada permiso.