El juicio por el conocido como crimen de la desbrozadora en A Cañiza se inició ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra. En el banquillo se sienta José Luis Viéitez Alonso, acusado de dos delitos de asesinato, uno en grado de tentativa, por la muerte de su vecino José Carlos Álvarez Estévez y por las graves heridas que causó con la máquina rozadora a la hija de este, Jéssica, el 17 de junio de 2017.

La selección del jurado popular que emitirá el veredicto ocupó casi toda la jornada, por lo que la vista oral se inició pero tan solo para que el tribunal pudiera escuchar los posicionamientos previos de las partes. El primero en intervenir fue el fiscal, que solicita dos penas de doce y seis años de prisión para José Luis Viéitez por dos delitos de asesinato, uno en grado de tentativa; y quien señala que a pesar de que al acusado se le debe aplicar una atenuante por el estado mental que presentaba, y que afectaba parcialmente a su capacidad volitiva, no es suficiente como para que se le tenga en cuenta como una eximente completa. Por ello ya anuncia que rebaja la petición de pena por asesinato a 12 y 6 años respectivamente.

No lo cree así la defensa, quien planteará que el acusado actuó bajo un "pánico" insuperable hacia sus vecinos, a quien acusó de "hostigar y amenazar", haciendo "la vida imposible" a su cliente en reiteradas ocasiones. El fiscal descarta esta tesis del "miedo insuperable" en un acusado que "persiguió durante varios metros con la desbrozadora" a José Carlos Álvarez, antes de rematarlo en el suelo tras seccionarle previamente la nariz con la máquina y tras atacar a su hija. La defensa también plantea las atenuantes de confesión y alcoholismo.

Por su parte, la acusación particular insiste en que Jéssica, la hija del fallecido, está viva de "milagro" ante las heridas que le causó con la desbrozadora. Solicita al tribunal que se le impongan al acusado unas condenas de 25 y 15 años menos un día de prisión por estos dos delitos de asesinato y sostiene que el acusado no presentaba ninguna alteración psíquica. Asegura que el procesado se "ensañó" con las víctimas y que "era plenamente consciente de lo que estaba haciendo".

Como señaló el fiscal del caso, Juan Sagredo, a los miembros del jurado, lo importante en este juicio no va a ser "el quién", dado que la autoría de los hechos por parte del acusado no está en discusión por ninguna de las partes, sino el "cómo y el cuándo". En su intervención preliminar, el fiscal reconoce las malas relaciones vecinales que existían entre ambas familias, vecinas de este mismo lugar de Acha, en A Cañiza, especialmente entre el acusado, José Luis, y el fallecido, José Carlos.

La inquina era tal hasta el punto que existen unos cinco incidentes previos, algunos resueltos por la vía penal en los juzgados, como una supuesta agresión mutua en la que el fallecido golpeó al acusado con una barra de hierro. Sin embargo, el Ministerio Público considera que en este caso las víctimas "difícilmente se pudieron defender" de un ataque con un instrumento tan peligroso como una desbrozadora. En este sentido, el fiscal relata en su escrito cómo el acusado primero atacó a José Carlos Estévez dirigiendo la desbrozadora hacia su cara y seccionándole la nariz, además de causarle otras lesiones. Luego, su hija sacó el móvil y el relato del Ministerio Público establece que el acusado dirigió la desbrozadora hacia las manos de la joven, de 22 años, y luego hacia su cara, causándole cortes y amputándole varios dedos. Una vez en el suelo, y también sin capacidad de defensa estando de espaldas la joven, volvió a agredirla con la desbrozadora en la espalda y en la base del cráneo, zonas vitales en las que el acusado sabía que podía causarle la muerte.

El fiscal añade que, a continuación, Viéitez vio como Álvarez intentó escapar camino abajo y que lo siguió con la desbrozadora, alcanzándolo y rematándolo a pesar de los intentos de este de protegerse la cabeza con las manos, lo que le provocó graves heridas en las extremidades y después en la cabeza, causándole la muerte. No paró, añade, hasta que un vecino lo agarró y lo alejó del lugar. Para el fiscal, "el miedo insuperable" que alega la defensa "es algo distinto a lo que se discute aquí". Y añadió que queda claro que la víctima "no tuvo capacidad de defensa cuando lo persigue con una desbrozadora mientras intenta escapar sin su nariz", que había sido ya seccionada y lo que provocaba que respirase con dificultad.

La acusación particular también llamó la atención sobre el hecho de que ese era quizás "el día más feliz de la vida" de la familia de las víctimas, pues celebraban la graduación de la hija Jéssica, al obtener el título de Derecho. El abogado de la acusación llamó la atención al jurado de que, pese a las diferencias con el acusado, ese día de celebración "no querían ningún tipo de problemas", por lo que sostiene que no hubo ningún tipo de provocación.