Homicidio

El canónigo de Valencia asesinado tuvo sexo con un hombre con discapacidad al que pagó para ir a su casa

El joven, que tiene acreditada una discapacidad intelectual del 43 % y al que envió dos giros postales para que viniese a visitarle desde otra comunidad, declara que durmió dos noches con el sacerdote en las horas inmediatamente anteriores al crimen

Momento en que se produjo el traslado del cadáver del canónigo al Instituto de Medicina Legal de València.

Momento en que se produjo el traslado del cadáver del canónigo al Instituto de Medicina Legal de València. / AGENCIA ATLAS

Teresa Domínguez

La trama se complica. Aunque el principal sospechoso del homicidio del canónigo emérito de la catedral de Valencia Alfonso López Benito está en prisión desde el pasado sábado por orden judicial, la Policía Nacional no ha podido aún dar por concluido su trabajo. Entre otras cosas, por la aparición de un joven que pasó las horas previas a la muerte con el sacerdote y a quien este habría pagado para que viniese desde una ciudad a casi 700 kilómetros de Valencia a pasar unos días con él en su casa, donde mantuvieron relaciones sexuales. 

De momento, los forenses no han establecido la hora exacta de la muerte del sacerdote. Ni siquiera han estrechado la horquilla de tiempo, por lo que la Policía no sabe cuándo se produjo la muerte por asfixia del cura. 

Faltó a la misma de canónigos y a la procesión

Así las cosas, los investigadores del grupo de Homicidios hablan de que el crimen se produjo, a la espera de datos más concretos, entre las 12.30 del domingo, 21 de enero, y la misma hora del lunes, día de San Vicente, aunque en realidad se cree que fue antes porque ese día, el 22 de enero, Alfonso López Benito faltó tanto a la misa de canónigos en la catedral que nunca se perdía (el domingo, por ejemplo, sí fue), celebrada a las 9.30 horas, como a la procesión de Sant Vicent, a las once de la mañana.

El único detenido hasta el momento, que tenía en su poder tanto el teléfono móvil de la víctima, desde el que estuvo enviando mensajes simulando ser Alfonso López durante todo el martes, 23 de enero –el día que fue descubierto el crimen– como sus tarjetas, con las que extrajo en cajeros y pagó en establecimientos por un importe de 2.327 euros, estuvo al menos hasta la noche de ese domingo, día 21, en casa de unos familiares.

Lo captó en la estación de buses

La complicación llega porque Miguel V. N., el acusado, no es la única persona que estuvo con el canónigo emérito ese domingo, en caso de se pruebe su presencia en el piso propiedad del arzobispado de Valencia en el que residía desde 2017 el cura asesinado. 

De momento, se sabe que estuvo con al menos otro hombre más. Se trata de un joven de 34 años, que tiene reconocido un grado de discapacidad intelectual del 43%, con el que contactó Alfonso López hace seis meses, tras abordarlo cuando merodeaba por la estación de autobuses. Según los testimonios ante la Policía de varios allegados al sacerdote, esa era su forma de captar a los hombres que después llevaba a casa y con los que, afirman, mantenía encuentros sexuales; el perfil habitual de personas vulnerables y/o en situación de precariedad económica.

Le ofreció pagarle el billete

El testigo explica a los agentes que ese desconocido, al que describe como un hombre mayor, de más de 60 años, bajito y obeso, de nombre Alfonso y que no se identificó como sacerdote, le invitó a un café y le pidió el teléfono. En diciembre, le mandó un primer mensaje por Whatsapp que no atendió porque no había grabado el teléfono y poco después, en enero, le llegó el segundo wasap, felicitándole su santo. Al preguntarle quién era, le recordó que "Alfonso, de Valencia" y le dijo que le gustaría que viniese a visitarle. Al responderle el joven que no tenía dinero, le ofreció pagarle el billete y darle cobijo en su casa.

El hombre, de 34 años, le contó a su ex mujer que Alfonso le había echado en cara que «tenía un comportamiento infantil»

El testigo contó a su exmujer, que sigue residiendo en Valencia, la conversación, y ella desconfió de inmediato. Hasta el punto de que, al no poder disuadirle del viaje, le pagó ella el billete de autobús hasta la capital del Túria y le conminó a que tuviese cuidado.

Dos giros postales de 20 y 30 euros

El canónigo, aún así, envió al joven dos giros postales inmediatos, desde la sede central de Correos. El primero, de 20 euros, el martes, 16 de enero, y el segundo, de 30, un día después, el 17. El joven llegó, tras 12 horas de viaje, a las 5.20 horas del viernes, 19 de enero, y fue recogido en la estación de autobuses por el canónigo y una suerte de protector de este, de nacionalidad rumana, que le acompañaba en momentos de cierto riesgo o le ayudaba en determinadas cuestiones, y que varias personas afirman haber visto muy asiduamente en compañía de Alfonso, tanto dentro como fuera de su casa.

El joven con diversidad funcional declaró ante los investigadores, acompañado por su exmujer dada su condición, que pasó los dos días y las tres noches siguientes con el canónigo, aunque no especifica si este le habló de su condición de cura.

Solo hubo sexo una vez

El testigo realiza un relato pormenorizado en el que explica que los tres fueron en el coche de Alfonso López a su casa y que, tras tomar café, el ayudante del canónigo, viendo que el joven no suponía riesgo alguno –así lo afirma aquél en su declaración– se fue y los dejó solos. Los dos días que pasaron juntos los resume de la misma manera: el sacerdote "se iba a trabajar –daba misa diaria a primera hora en la Parroquia de San Pascual Baylón– a las 8.30 horas y él también se iba del piso, pero "a dar vueltas por Valencia".

Luego se reencontraban en la vivienda para comer –el primer día, el anfitrión llevó sendas raciones de paella y el segundo, el sábado, de arroz negro–. El viernes, no volvieron a salir de la casa, y ese día "no hubo proposiciones". Llegada la noche, se acostaron en la misma cama, la de matrimonio del canónigo y se limitaron a dormir, afirma.

El sábado, tras el arroz negro, el canónigo se acostó a dormir y su invitado se fue nuevamente a caminar por la ciudad y a tomar unas cerveza. Habló con su exmujer para contarle, sorprendido, que Alfonso le había calificado como de "muy raro" porque "se acostaba muy tarde y tenía un comportamiento infantil", a lo que ella le reiteró que no veía claro que estuviese en casa de un señor mayor desconocido y que compartiese cama con él, por lo que le volvió a insistir en que "tuviese cuidado".

Un "pequeño encuentro sexual"

Al llegar la noche, se repitió el patrón. Pero, en esta ocasión, afirma el testigo que, "cuando él ya estaba metido en la cama, apareció Alfonso, que no le ofreció dinero a cambio de relaciones sexuales, pero sí se le insinuó sexualmente", tras lo cual se produjo entre ellos lo que describe como "un pequeño encuentro sexual" sin entrar en más detalles.

Asegura que después durmieron y que, ya en la mañana del domingo, ambos volvieron a salir del piso, el sacerdote hacia la catedral y él, que ya llevaba encima su maleta porque no iba a volver, hacia el lado contrario. Desde las 10.30 horas del domingo y hasta el día de la declaración ante la Policía, el viernes 26, afirman ambos que el joven ha estado en compañía de su exmujer. Y que nunca más volvió al piso ni a ver al "señor mayor".

El Arzobispado de Valencia está intentando, desde el día siguiente al hallazgo del cuerpo sin vida del canónigo emérito de la catedral Alfonso López Benito, ser parte de la causa, lo que le da acceso a todo su contenido, tal como avanzó Levante-EMV, de Prensa Ibérica. Su pretensión es hacerlo como acusación particular, figura que la ley reserva, habitualmente, para los familiares directos de las víctimas. Y ese fue el argumento de la Fiscalía para oponerse.

Sin embargo, el vicario general de la diócesis valenciana ha formalizado ya la designación de abogado, en este caso el conocido penalista valenciano Juan Molpeceres, y ha alegado que sí tienen derecho a ejercer la acusación particular porque el fallecido era "miembro de la familia de la Iglesia con ánimo de permanencia en la misma por la condición misma del sacerdocio" y, además, la víctima "trabajaba para el Arzobispado y el lugar donde suceden los hechos pertenece al arzobispado".

Tanto el fiscal como el abogado defensor del único detenido por ahora en el caso, el también penalista valenciano Jorge Carbó, se opondrán de nuevo a esa pretensión y sugerirán a la curia que se personen como acusación popular, lo que les obliga a consignar la cuantía que fije el juez.