Desde que los electrodomésticos irrumpieron en nuestras casas y en nuestras vidas no hemos podido dar marcha atrás: las comodidades y mejoras del día a día son tantas que resulta difícil imaginarnos cómo haríamos nuestra comida, conservaríamos nuestros alimentos o haríamos la colada sin herramientas tan básicas como el horno, el frigorífico o la lavadora.

Encabezando la lista de pequeños electrodomésticos está, sin dudas, el microondas: este pequeño aparato es tan manejable como práctico y desde que se inventó en Estado Unidos en los años 50 hasta ahora faltan pocas cocinas que no cuenten con uno.

No, el usar el microondas no provoca cáncer

La gran ventaja del microondas es que nos permite calentar o descongelar cualquier alimento de forma rápida, sin tener que gastar mucha energía ni ensuciar ningún otro instrumento. Pero pesa sobre este electrodoméstico una leyenda negra: la de que las ondas aumentan el riesgo de cáncer.

Lo cierto es que la creencia de que usar el microondas puede provocar o favorecer la aparción de un cáncer es completamente falsa: tal y como explican desde Maldita.es "la radiación que utiliza el horno microondas no es ionizante, es decir esta no es capaz de arrancar electrones de la materia". En referencia al Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, además, explican que "se ha establecido que la mayoría de tipos de radiación no ionizante no produce cáncer, ya que no dispone de la suficiente energía".

El auténtico riesgo de usar el microondas

Pero aunque de ninguna manera el microondas provoque o pueda provocar cáncer, siguen existiendo algunas duda sobre cuánto de beneficioso puede ser su uso para la salud. El oncólogo y experto en cáncer y nutrición Henri Joyeux, autor de 'Come bien hoy, vive mejor mañana', explicó en una entrevista para Infosalus que el microondas es "un electrodoméstico que hay que emplear con moderación".

Según el experto, el primer motivo por el que hay que cuidar el uso del microondas es por la modificación estructural que sufren los aminoácidos y que puede representar "ciertos riesgos" como cambios en los péptidos o las proteínas, haciendo que resulten más difíciles de absorber y provocando la aparición de algunos compuestos potencialmente tóxicos: "a todo esto hay que añadir que al calentarla en el microondas, la 'L-prolina' se convierte en 'D-prolina' que es neurotóxica y que, como también se ha observado, resulta perjudicial para el riñón y el hígado".

Pero, fundamentalmente, la precaución que se debe tener con el microondas está en los microorganismos que se encuentran en los alimentos congelados y que no se destruyen cuando los calentamos en este electrodoméstico: "la descongelación parcial de una comida puede favorecer la multiplicación de los gérmenes que contiene", por lo que "hay que tener cuidado a la hora de elegir la calidad de los productos que se compran para someterlos a estas ondas. En verano, especialmente, podemos ni darnos cuenta de que un alimento ha empezado a descongelarse debido al intenso calor".

Su explicación se resume en que "en el microondas los alimentos no se cocinan, en realidad, sino que se calientan, así que, si el producto no presenta una calidad adecuada desde el punto de vista bacteriológico, los gérmenes se desarrollarán, con los peligros que eso puede conllevar para tu salud".