Miles de destellos de linternas de gente en los balcones marcaron la celebración, ayer, de la Hora del Planeta, una campaña mundial promovida por WWF, que en esta ocasión coincidió con el confinamiento en las casas por el coronavirus y fue muy virtual, sin actos en las calles. Al habitual aplauso en agradecimiento a la labor de los profesionales sanitarios, este sábado se añadió desde las ventanas la celebración de esta campaña de activismo ambiental, a la que se sumaron más de 400 entidades entre ayuntamientos, organizaciones y empresas, que dejaron a oscuras durante una hora sus edificios.

Desde las 20.30 y durante una hora estuvieron apagadas las luces de construcciones tan emblemáticas como la coruñesa Torre de Hércules, la Muralla de Ávila, las catedrales de Burgos, León o Zamora, o el Museo Guggenheim en Bilbao. Con lo que no ha contado en esta ocasión la campaña ha sido con la multitud de actos lúdico festivos que se celebraban habitualmente en las calles.