La reina Isabel de Inglaterra acaba de sufrir la pérdida de Vulcano, uno de los dos perros que le quedaban a la monarca británica, que solo disfrutará de la compañía de Candy, el único can que sigue vivo, ya que hace unos años decidió no tener más para evitar dejarlos solos cuando ella falleciera.

Según recoge Vanitatis, el animal murió hace unos días en el castillo de Windsor, donde se encuentra confinada Isabel de Inglaterra con el duque de Edimburgo con motivo de pandemia provocada por el coronavirus.

La soberana ha tenido una treintena de perros, todos descendientes de Susan, una perra que le regalaron cuando cumplió los 18 años. Según recoge esta publicación, la reina cuidaba personalmente de los canes, hasta el punto de disponer para ellos una habitación con camas elevadas, con el fin de que no sintieran el frío del suelo. También disfrutaban de comida de alto standing y por Navidad recibían regalos.