El padre de Britney Spears habría traspasado todas “las líneas rojas” en el control férreo de la vida privada de su hija, de la que tiene su tutela legal desde hace 13 años. Al parecer, Jamie Spears habría contratado los servicios de la empresa de seguridad israelí Black Box Security para instalar en la habitación de la cantante un sofisticado sistema con el objetivo de monitorizar y espiar todos sus movimientos y conversaciones telefónicas con su prometido, Sam Asghari, así como con sus hijos y amigos.

Con el teléfono pinchado y el sistema de grabación en su habitación, el padre de la princesa del pop tenía acceso instantáneo a todo lo que acontecía en la vida privada de la cantante.

Ahora, un antiguo ejecutivo de la compañía de seguridad que instaló esos dispositivos de espionaje, Alex Vlasov, ha facilitado a The New York Times parte de esas grabaciones hechas en secreto durante años en la habitación de Britney y en su teléfono móvil, y que se pasaban puntualmente transcritas al padre de la artista. Según explica el rotativo en el reportaje titulado Controlling Britney Spears, Jamie requirió que la seguridad personal de su hija (a quien él mismo contrató) registrara todos sus movimientos, incluidas las interacciones privadas en su habitación, que iban desde conversaciones con sus dos hijos y su novio hasta aquellas que mantenía con su exabogado, Samuel Ingham.

El estado de California, donde residen Britney y su familia, es un estado donde se requiere del consentimiento de las dos partes para grabar conversaciones.