Hace casi ya 30 años desde que desembarcó en la Televisión de Galicia y la Radio Galega. “El balance no puede ser más positivo desde aquel casting que me llevó directamente a presentar el glorioso y exitoso Supermartes, que me mantuvo 14 años en lo más alto; al Téquele y al afamado y también exitoso magacine Acompáñenos, creado y dirigido por Miguel García Barros y que supuso un antes y un después en las tardes de Televisión de Galicia y en el cual me cambió de registro completamente, conectando con un público diferente y gestionando contenidos de actualidad”, resalta Xosé Manuel Piñeiro sobre su trayectoria de estas tres décadas. “En la actualidad —afirma—, me siento muy cómodo en mi casa de siempre presentando Bamboleo y disfrutando de la gran acogida por parte del público después de once años en emisión”. Ahora regresa como jurado de Comando G, el nuevo programa de entretenimiento y espectáculo de la TVG, también creado y dirigido por Miguel García, que se emitirá la noche de los miércoles a partir de mañana.

¿Cómo surge la idea de incorporarse al equipo de Comando G?

Lo cierto es que hay llamadas que uno no puede rechazar. Cuando Miguel García, el director, me explica el formato, de inmediato me di cuenta de que era un programa muy atractivo y que me permitiría ser yo mismo, sin imposiciones y sobre todo pasándomelo bien. Mi función es la de coordinar la parte de jurado y aportar cada semana a un artista invitado que sugiero al programa para que además de presentar su trabajo discográfico, se incorpore al mismo dando su valoración a las experiencias y actuaciones de los cinco famosos.

¿Qué le ha llamado más la atención de Comando G?

Sin duda alguna la elección del presentador. Adrián Díaz, yo ya sabía que era bueno, pero no sabía que era tan bueno. Me parece uno de los grandes aciertos del programa. La verdad es que el director ha hecho una muy buena elección y mi química con él es total. Gestiona muy bien el plató y es un auténtico espectáculo. Recuerdo que cuando aún empezaba de reportero, me hizo una gran entrevista un 24 de julio en el Palacio de Congresos de Santiago.

¿Qué opina del casting de los famosos seleccionados?

Es otro gran acierto. Todos ellos son muy distintos entre sí. En el jurado lo que más valoramos es la actitud ante el micrófono y los oficios o experiencias que deben de desarrollar a lo largo de la semana. Digo la actitud, porque tan importante es involucrase con la gente con la que van a hacer las experiencias como tener una actitud positiva y hacer un buen escenario el día del programa.

¿Cuál es su favorito?

Tengo un favorito. Por supuesto que existen favoritos, pero eso no lo voy a decir. Una de las cosas más atractivas de este programa, es lo sorpresivo que puede llegar a ser cada semana, ganando hoy el programa y pudiendo quedar de último en el programa de la siguiente semana.

Sin duda, es una persona muy querida por el público, ¿cómo de importante es sentirse reconocido en esta profesión?

Lo importante en esta profesión no es llegar a triunfar, sino mantenerte en el tiempo con el cariño de la gente. Estoy muy orgulloso de todos los premios que se me conceden; de hecho, que me hayan concedido la Medalla Castelao el año pasado fue para mí el mayor reconocimiento que me podían hacer como comunicador. Pero sin duda, es la fidelidad del público a lo largo de estos casi 30 años de profesión la mayor satisfacción que puedo tener como profesional.

Ha estado apartado de las pantallas año y medio, ¿cómo lo ha vivido?

Como cualquier otra persona. La vida tiene imprevistos que nadie espera y nunca se está preparado para ello, te dediques a la profesión que te dediques. En mi caso, la vida me ha puesto a prueba con un mieloma múltiple que me tuvo apartado un año y medio de las pantallas. Aún así, desde la pantalla del televisor de la habitación del hospital, viendo los programas que había dejado grabados, me repetía una y otra vez: me curaré y volveré a estar ahí. Y aquí estoy. El público quiso y supo esperarme todo ese tiempo y me recibió aún con más cariño. Ese es el gran regalo de esta profesión. Sentirte querido. Sin duda, soy una persona muy afortunada.