La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

Asuntos propios
Amaia Romero Cantante y compositora

“Estar perdida en la vida es hasta necesario”

“Me gusta estar conectada con mi yo de niña, que sigue ahí y se transformó en otra cosa”

La cantante y compositora Amaia Romero. JORDI COTRINA

Dejar atrás el Motomami de Rosalía en el podio de los álbumes más vendidos de esta semana tiene miga. Amaia Romero (Pamplona, 1999) lo ha conseguido con el disco Cuando no sé quién soy, en el que trincha la versión candorosa y solícita de la ganadora de Operación Triunfo que fue para consolidar el nuevo sonido —en la alquimia ha participado Alizzz, productor de C. Tangana—, y una imagen menos complaciente.

Llegó la hora de la declaración de intenciones.

La idea que quiero transmitir es que el hecho de estar perdida en la vida puede ser incluso necesario para evolucionar como persona.

No parecía perdida. Ya cantaba de niña en los Sanfermines.

La inseguridad vino durante el proceso creativo. Pero siempre supe que cantar era lo mío. Fue mi forma de hacer la pelota a los profesores cuando sacaba malas notas. Veía que cantaba y me prestaban atención.

Sus padres la apuntaron a El número 1 de Antena 3TV.

Tenía 13 años.

Y Mónica Naranjo la tumbó porque era “pequeña y la iban a destrozar”.

¡Y tenía razón! Volví a casa y seguí con mi vida normal, sin dramas. Me lo había tomado como un juego, por vivir la experiencia. Con ese mismo espíritu me presenté a Operación Triunfo.

Que no fue un juego.

Cambió mi vida radicalmente. Cuando acabó OT, me vi inmersa en una promoción loquísima. Nos llevaban a todos los sitios que podían. No sabía ni dónde estaba. Me sentía como una marioneta. No lo pasé bien, pero no lo cambiaría, porque aprendí.

¿Ahora es muy distinta?

Ahora siento que tengo mucha libertad. Soy más selectiva. Igual, una cosa muy pequeña, como cerrar los ojos para la foto de esta entrevista, siento que no me representa, que me incomoda. Quizá necesite abrir un poco más mi mente, salir de mi zona de confort, pero me gusta ser así.

Curioso. En el clip de La canción que no quiero cantar está irreconocible.

Elijo con quién trabajar, que es gente a la que admiro mucho, y se pacta muy bien lo que voy a hacer.

Le da un puntapié a la imagen naíf. Miley Cyrus lo hizo a la brava.

Lo mío no es tan drástico. No es que me quiera deshacer de ella, es que ya no soy esa. En los dos años que han pasado desde el primer disco he vivido experiencias que me han transformado. La imagen que doy ahora es la que me representa.

¿Cómo diría que es?

Soy más consciente. Tengo más claro lo que quiero y con quién quiero juntarme. He aprendido a decir que no.

La cantante y compositora Amaia Romero.

La cantante y compositora Amaia Romero. JORDI COTRINA

¿En qué canción se nota más eso?

En la que expongo más mis sentimientos es en Bienvenidos al show.

“Ya no soy pequeña / tampoco soy mayor”, dice esa canción.

Es así como me siento. Soy muy nostálgica de mi infancia. Me gusta estar conectada con mi yo de niña, que sigue ahí y se ha transformado en otra cosa. Defiendo que la vida es una constante búsqueda de uno mismo.

Y la terapia ayuda. ¿Por qué la necesitó?

Yo estuve muy protegida —soy la menor de tres hermanos—, había vivido toda la vida en Pamplona, y salí a un mundo en el que no sabía muy bien cómo socializar. Afloraron miedos. Y la dinámica de las redes sociales tampoco ayuda. La gente se mete en tu perfil y siente que te conoce.

Bueno. Ha aparecido en Times Square, en pantalla gigante. ¿Qué significa?

No sé. Que lo estoy haciendo bien, ¿no? Estoy orgullosa del sonido, más electrónico, muy coherente. Fui escribiendo a artistas que me gustaban mucho y quedando con ellos para trabajar colaborativamente.

¿Qué dicen de usted esos artistas? ¿Alizzz, con el que ha hecho el disco, por ejemplo?

A Alizzz le preguntaron por qué trabajaba conmigo y él respondió: “Yo trabajaría siempre con Amaia”. Eso me hace sentir muy bien.

¿Cómo se siente bien cuando no hay foco?

Yo soy muy feliz teniendo una vida sencilla y tranquila, como la que he tenido siempre. No me gustan los excesos. Creo que sé lidiar con el hecho de ser famosa.

¿En una ciudad como Barcelona es más fácil?

Cuando acabó OT me fui a Barcelona porque me faltaba un año para acabar la carrera de piano y en Pamplona me dijeron que el teatro del Liceu era el mejor sitio. Además, mi hermano Javier, que ahora es mi hermánager, vivía aquí

Y luego el amor suele tirar.

Sí que tira, sí.

Compartir el artículo

stats