El 30 de mayo de 2013, el italiano Mario Biondo fue hallado sin vida en la biblioteca de su domicilio de Madrid. El cámara, marido de la presentadora Raquel Sánchez Silva, apareció colgado de una estantería y la justicia española determinó suicidio. Sin embargo, la familia del italiano defendió que se trataba de un asesinato y, desde entonces, no han parado para esclarecer lo sucedido. Nueve años después, la justicia italiana ha archivado la causa por “evidentes limitaciones procesales” y descarta la teoría del suicidio. La sentencia señala que la muerte del joven se debió a “un homicidio con autores desconocidos”. No obstante, recoge que han pasado demasiados años para “practicar diligencias” y que, por tanto, resulta imposible investigar quién habría matado a Biondo. También indica que el proceso de instrucción debería haberse llevado a cabo en España, afirmando que “las contradicciones contenidas en las declaraciones de la viuda de Biondo deberían haber inducido a los investigadores españoles a realizar escuchas telefónicas para determinar la verdad de los hechos”.

Tras dos autopsias, varias consultas médico-legales y unas complicadísimas investigaciones informáticas, el juez de Palermo ha dado la razón a la madre de Mario Biondo, que desde el primer momento descartó que su hijo se hubiera quitado la vida. “Él no se suicidó, no era drogadicto, no murió en un juego erótico. No sabemos quién lo mató, pero al menos le hemos devuelto la dignidad”, ha asegurado Santina Biondo el día en que, al sobreseer la investigación aún contra desconocidos, el magistrado habla expresamente de asesinato.