La Opinión de A Coruña

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Ignacio Montes | Actor
Ignacio Montes Actor

“La novia gitana’ es mi proyecto más importante a todos los niveles”

“Solo el hecho de ser una opción para Paco Cabezas ya era un premio. Me subió el ánimo”

Ignacio Montes, en el papel de Ángel Zárate, uno de los protagonistas de ‘La novia gitana’. | // R. GARVER

Comparte con su personaje, Ángel Zárate, en la serie La novia gitana, que ha estrenado Atresplayer Premium, la pasión por su trabajo. Aunque uno sea policía y el otro actor. Porque Ignacio Montes (Málaga, 1992) lleva desde los 14 años entregado al arte de la interpretación, cuando debutó en La dársena de poniente. Desde entonces ha pasado por series de éxito como Los Serrano, La pecera de Eva, Acacias 38, El secreto de Puente Viejo, Velvet, Alta mar y Servir y proteger, ficción esta que se acaba de cancelar. Cuando Paco Cabezas le ofreció el papel de Zárate le dio un subidón. Aún no ha bajado.

¿Cómo fue recibir la propuesta de trabajar en una serie policiaca de Paco Cabezas?

Como siempre que me llaman para un casting: yo voy a darlo todo. Pero es un misterio. Hay tantas personas y tantos factores que deciden... No me dio tiempo de leer la novela para la primera prueba, pero vi la escena. Me encantó y la preparé. Muchas veces te llaman un jueves para decirte que el lunes tienes que enviar la prueba. Esta vez me llamó Laura Cepeda [directora de casting] para decirme que el casting iba a ser en dos semanas, así que lo pude preparar de puta madre. Una vez acabado, trato de soltarlo. Ya lo he hecho, no depende de mí y no voy a pensar en el proyecto. Pero, a los dos meses, Laura me dijo que a Paco le había gustado mucho la prueba y que había posibilidades. Me subió el ánimo. Solo el hecho de ser una opción para Paco ya era un premio para mí. En la segunda prueba, volví a darlo todo. Y luego me llamó y dijo: “Tú, Zárate”. Subidón. El proyecto de mi vida.

¿Qué le gusta de su personaje? Porque en principio se le ve un poco chulito y en la novela parece como si buscara la medalla.

Yo creo que por la manera como yo lo he trabajado es más por la pasión policial de descubrir el caso que por llevarse el mérito. Es más por la pasión, sí, por la confianza que tiene en sí mismo y las ganas tan grandes de hacer justicia en el mundo. Ese es su motor.

Y el homenaje a su padre, policía muerto en servicio, al que venga.

Exacto. Él era pequeño cuando murió su padre y ese trauma lo lleva encima. A los criminales hay que encerrarlos, porque son los que se llevan a papá. Los malos, a la cárcel. Yo lo he trabajado desde ahí. Luego tiene conflictos no resueltos con todos los que se encuentran en esa unidad. Choca con Chesca, con Elena... Pero me gusta la nobleza que tiene para su servicio. La lealtad en su trabajo.

¿Comparte con él, entonces, la pasión por su trabajo?

Sí. Es lo que a mí me mueve. El arte de interpretar, que es ser muy noble, no juzgar. Transformar lo sombrío en luminoso.

Su personaje tiene un método diferente de investigar al de Elena Blanco y por eso chocan.

Al principio no se encuentran. Su historia tiene encuentros y desencuentros a lo largo de la serie, porque son dos caracteres muy fuertes investigando un caso. Pero, poco a poco, llegarán a tenerse mucha admiración. Hay amor, se quieren y se respetan. Se va a ver ese arco en la relación.

Al principio, cuando se encuentran, es para mal. Es dura esa escena en la que se acuestan.

Sí, pero es como que él tiene mucho deseo de conocerla, de cuidarla y de protegerla. Y ella, poco a poco, también se va abriendo y dejándose conocer.

Le hacía mucha ilusión trabajar con Cabezas, pero ¿cómo ha sido en realidad?

Confía mucho en los actores y las actrices, algo que yo no había experimentado con tanta entrega, y confía mucho en sí mismo. Y muestra una cierta tranquilidad dentro del caos, una cierta confianza samurái. Mantiene la calma y sabe moverse mucho en el caos que se produce cuando, ensayando una escena antes de grabar, hay diferencias de versiones y uno la ve así y otro asá. Le dices: “Paco, le quiero dar más intensidad a esta escena”. Y te responde: “Pruébalo”. Y luego te reconoce: “Más interesante así”. O: “Me gusta más la otra. Vamos a hacer otra. Ya la tengo, ahora a disfrutar”. Es muy creativo y le quita tensión. La seguridad que tiene es importante.

Al ser una serie basada en una novela superventas, ¿tenía miedo de que pudiera decepcionar?

Leí el libro en el proceso de casting y me gustó mucho. Pero en cuanto a si el lector puede quedar decepcionado, pienso que cada uno con su propio imaginario hace un mundo. Siempre va a haber diferencias. Pero confío en que, si los fanáticos de la novela a Zárate lo imaginaban rubio y en la serie es moreno, la decepción solo les dure 10 minutos.

¿Cree que va a recordar esta serie como la que ha marcado un antes y un después en su carrera?

Eso se lo diré dentro de 10 años, cuando eche la vista atrás en mi carrera. Pero, sin duda, este es el proyecto más importante en el que he estado a todos los niveles. De entrega, de saber que estoy con gente muy buena, de responsabilidad... Sí lo voy a recordar.

Usted trabajaba en Servir y proteger, serie que han cancelado.

Sí. Es una verdadera pena que se cancele una serie que da trabajo a tanta gente. También porque he trabajado en ella. Pero ha dado muchos frutos.

Imagino que al ser una serie diaria y haber intervenido en más de 120 episodios le reconocen por la calle más que nunca.

Sí. Y es un público diferente al de la serie Alta mar, que grabé para Netflix. Es gente de aquí, hombres y mujeres de mayor edad.

Será consciente, entonces, de la labor social que hacen todas estas series.

Sí. Acompañamos a mucha gente en su sobremesas, en sus cafelitos tras la comida o a media tarde... Yo me lo he pasado muy bien. Una serie diaria es una mili. Una mili de la profesión de actor.

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