En la galería de tiro de la comisaría de Lonzas, una pantalla proyecta sobre una lámina de látex cómo un grupo de policías asaltan una vivienda con las armas preparadas. Algunos se desvían a la izquierda o a la derecha, hacia otras habitaciones El agente que está realizando la práctica, con un arma real en la mano, cubre un pasillo. Se abre una puerta, y aparece un asaltante con una escopeta: encañona al agente, y este dispara y lo abate antes de que pueda herirlo; ha reaccionado en un instante. El proyector, parte de un novedoso sistema de simulación, lanza la imagen del delincuente desplomándose. Se abre otra puerta y surge un terrorista con un chaleco explosivo y un detonador. La bala del agente impacta en su torso, y la pantalla se pone en rojo: ha hecho detonar al explosivo, y el policía ha muerto.