Los colegios de Cambre abren hoy sus puertas para recibir a los alumnos en el primer día del curso 2009-2010. Sin embargo, todavía quedan muchas cuestiones por resolver para poder ofrecer un servicio adecuado.

Las direcciones de los centros Portofaro y Wenceslao Fernández Flórez, ambos en la capital municipal, todavía están a la espera de que la Consellería de Educación decida el número de especialistas con los que contarán en Pedagoxía Terapéutica (PT) y Audición e Linguaxe (AL).

Según las listas provisionales, el Portofaro perdería a uno de los PT de los tres con los que contaba el curso pasado y otro AL, quedándose con uno. Al centro asisten ocho niños a los que se deben ofrecer atenciones graves, además de decenas de casos más leves. "Tendríamos que reducir su atención y si estos ocho niños no disponen de un apoyo constante poco pueden hacer", denuncia el director del centro y concejal de Educación, Jaime López Lisnier. Tras repasar la información del centro con el inspector de Educación, el edil cambrés espera que aumente el número de profesores de apoyo, aunque teme que no lo hagan en la medida de sus necesidades reales.

En el Wenceslao Fernández Flórez se encuentran en una situación similar, ya que han retirado a un especialista en Audición e Linguaxe que atendía de forma individual a un niño con problemas auditivos.

Las dificultades no terminan aquí, ya que ninguno de los centros educativos del municipio dispone de docentes suficientes para cubrir las guardias.

Caso aparte son los problemas que sufre el alumnado cambrés para acceder al comedor. Según las listas oficiales 127 alumnos de tres centros han resultado excluidos de este servicio. Tanto en O Graxal como en Portofaro, la dirección del colegio reclamó a la Xunta el pasado mes de junio que aumentara las plazas, debido a que la demanda supera la oferta y a que estos centros disponen de espacio suficiente para acoger a más comensales. Sus súplicas no fueron respondidas.

En el Wenceslao Fernández Flórez, donde se han quedado fuera 59 escolares, el problema es más grave, ya que el comedor no puede albergar a más niños. La única solución definitiva pasa por la ampliación de las instalaciones que, aunque se aprobara, no resolvería el problema para este curso.

El Concello, que explica que no puede hacerse cargo de un servicio que compete a la Xunta, está dispuesto a colaborar en esta obra de ampliación o a sufragar, mientras tanto, el alquiler de locales cercanos al colegio y su adecuación a las normativas de seguridad. Los padres se tendrían que encargar de contratar el catering y al personal. "Esta opción tampoco da una solución a corto plazo, porque tardaríamos un tiempo en adecuar los locales", señala López Lisnier.

El curso empieza hoy en todos los centros cambreses, excepto en O Graxal, que se demorará hasta el lunes por las obras de ampliación. Sin embargo, estos trabajos todavía tardarán más de un mes en estar finalizados. Los alumnos del nuevo edificio serán recolocados, mientras tanto, en el viejo.

López Lisnier reconoce que todos los años, a principios de curso, todavía quedan cosas pendientes, pero asegura que este año la situación se ha agravado con la política de la Xunta de reducir costes.