Cincuenta años después de haber ganado el Gran Premio de Motociclismo de A Coruña, Emilio Martínez Lesta recibió recientemente un homenaje en un restaurante de la ciudad, ya que además es el último de los corredores que aún vive entre quienes participaron en las pruebas que se disputaban en el Circuito de Velocidad de Los Cantones, cuya primera carrera se corrió en 1951.

Martínez Lesta, un industrial que además ha dedicado su vida profesional a las motos, fue uno de aquellos pioneros del deporte de las dos ruedas que se atrevieron a competir con los más experimentados pilotos españoles y extranjeros que se acercaban a A Coruña para competir con sus modernas máquinas frente a las antiguas y desvencijadas motocicletas que empleaban los corredores locales.

Pese a esta diferencia de medios, los deportistas coruñeses fueron capaces de ganar aquellas carreras frente a campeones como los españoles César González y Urquiola, los británicos John Schuster y Kell Karrutes o el italiano Bandirola. El gran campeón Ángel Nieto también llegó a correr en A Coruña en esa época, aunque en una carrera disputada en Riazor, con el estadio como eje del circuito urbano.

El circuito de Los Cantones fue el escenario en el que pilotos como los hermanos Francisco y Manuel Galán, así como el propio Martínez Lesta, quien entonces tan sólo contaba con 16 años, fueron capaces de vencer a los ases extranjeros, lo que les animaría a los aficionados a este deporte a poner en marcha el Moto Club Coruña.

Durante el homenaje recibido, Martínez Lesta tuvo palabras de recuerdo para otros destacados pilotos coruñeses como Armando Fojón, Julio Canedo, Botana, José Ramallo (conocido como Pequecho) o Julio Rodríguez Haz, quien en 1975 fue campeón en el circuito de Riazor pese a que participó con la edad mínima que entonces se exigía.

"El mayor mérito que teníamos era nuestro amor propio y nuestra afición, ya que unas motos de cuarta mano y con unos trajes viejos de cuero lográbamos ganarles a todos unos campeones del mundo", comenta el homenajeado acerca de aquellos años. "Las motos que traían eran todo un lujo que estaba fuera del alcance de todos nosotros, por lo que ellos mismos se quedaban sorprendidos cuando con viejas máquinas los ganábamos con mucha diferencia sin tener experiencia de competición en circuitos", recuerda Martínez Lesta.

"Nuestra única experiencia eran las carreras que hacíamos por las malas carreteras de Santa Cruz y Mera y que se siguieron organizando hasta los años ochenta por el Moto Club Coruña, del que estoy orgulloso de haber sido presidente durante muchos años", afirma quien fue precoz campeón.

Martínez Lesta triunfó en la prueba de Los Cantones de 1959 en la categoría regional con una moto de la marca Minsa. Este deportista participaría también en otras pruebas en Lugo y Zaragoza con máquinas de la famosa Luwe, aunque con el tiempo correría con motos de Bultaco y Montesa.

Fue en el año 1949 cuando se constituyó en A Coruña la Federación Gallega de Motociclismo, a instancias del presidente de la nacional, Nicolás Rodil del Valle. Pero antes de esa fecha, en 1947 se habían desarrollado reuniones para poner en marcha esta federación y, aunque los intentos no llegaron a cuajar, ese mismo año se fundó el Moto Club Coruña, la pionera de las entidades de este tipo en Galicia, cuyos socios organizaron las primeras competiciones de este deporte en diferentes localidades de la provincia, como el Gran Premio de Velocidad que se disputó durante varios años en el circuito establecido entre los Cantones y la plaza de A Palloza.

La primera sede del Moto Club Coruña fue el Café Torino, en la calle Marcial del Adalid, de donde pasó al número 5 de la plaza de Pontevedra. Su primer presidente fue Guillermo Mitchell-Thomson, a quien sucedió Enrique Marfany. Los primeros socios fueron Francisco Galán y su hermano, tras quienes ingresaron Ángel Vázquez García, Emilio Martínez Lesta, Enrique Martorell y Julio Rodríguez.

Años después, el club se asoció con la escudería de automovilismo Centollo, cuyo director era el conocido doctor Larrea, propietario del Sanatorio Riazor y participante en carreras de coches con su deportivo Pegaso, uno de los mejores automóviles que se fabricaron en España y que valía una fortuna en aquella época.

En los años setenta, el Moto Club Coruña estuvo a punto de desaparecer por problemas económicos, pero gracias a la directiva presidida por Enrique Martorell y formada también por Ángel Vázquez García y Emilio Martínez Lesta, la entidad renació e incluso reformó por completo su sede social de la calle Arzobispo Lago.

En los años ochenta, el club organizó pruebas del Campeonato de España de Trial, la primera de ellas en los jardines de Méndez Núñez, mientras que otras se disputaron en Santa Cristina. En 1996 accedió a la presidencia Pedro Méndez Zas, quien ocupó el cargo durante quince años. En su mandato se inauguró en el monte de Santa Leocadia, en el municipio de Arteixo, el monolito en recuerdo al famoso corredor José Ramallo Sánchez, conocido como Pequecho, quien pese a carecer de una pierna logró ganar numerosos trofeos en los años setenta.