El delfín Gaspar, que desde hace casi dos años recorre las costas gallegas, provocó el pasado martes en el puerto de Sada un incidente en el que se vieron involucrados dos buzos, a lo que alarmó con su actividad.

Este delfín solitario, que es como se denomina a los ejemplares que se aíslan de la manada, ya se pudo ver a mediados del pasado mes de marzo en la costa sadense, en la playa urbana, después de pasar por la zona de Lorbé, en el vecino municipio de Oleiros. El Grupo de Rescate y Estudio de los Mamíferos Marinos (Gremmar) Dolphins Rescue tiene previsto enviar hoy a Fontán un equipo humano y técnico que recabará más información sobre lo sucedido.

El pasado verano Gaspar, también conocido como Jean Floch, asustó a otros buzos que realizaban labores de inspección de las embarcaciones en el puerto de Vigo. Desde entonces, el equipo de Gremmar, que sigue sus pasos desde su desplazamiento a la costa norte de Galicia, evita dar datos sobre su localización para velar por su tranquilidad.

El animal, que pesa casi 400 kilos y mide unos tres metros y medio, es "demasiado juguetón", por lo que desde la entidad piden a los vecinos que no se echen al agua para nadar con él, ya que no deja de ser un animal salvaje que en el agua domina la situación y al que hay que tener "cierto respeto", aunque los delfines tengan fama de dóciles.

El puerto de Sada es, desde Leixões, en Portugal, y hasta el País Vasco, uno de los de mayor actividad y, por tanto, uno de los más atractivos para Gaspar, al que llaman la atención las turbinas de embarcaciones y motos de agua, así como los remos y raños, que se emplean en el marisqueo a flote. De hecho, este delfín solitario lleva algo más de tres meses en la zona de A Coruña, cuando en la de Vigo estuvo tres meses.

Si los buceadores no se percatan de su presencia, dado que se encuentran en un medio en el que son más vulnerables, el susto puede ser enorme, y aunque lo que pretenda Gaspar sea jugar, lo primero en lo que piensan es en el ataque de un animal de gran tamaño, como le sucedió a uno de los buzos de Vigo, según su relato para la televisión autonómica. Gaspar apareció en la Bretaña francesa y, como todos los mamíferos marinos, es una especie protegida.