"No es para disfrutar, es para repensar", así les explicó ayer a los usuarios del centro cívico de Os Rosales la concejal de Servicios Sociales, Silvia Longueira, la exposición que, desde ayer, cuelga de las paredes que utilizan como refugio para sus actividades y partidas diarias. Se llama 57 puñaladas y la han creado más de cuarenta artistas contemporáneos.

Cada uno a su manera ha intentado recrear la soledad y la incomprensión que sienten, en algún momento, las personas que han elegido una opción sexual diferente a la tradicional.

Se llama 57 puñaladas porque fueron esas las que un hombre asestó a una pareja de homosexuales en Vigo hace casi tres años. El presunto autor del crimen alegó que tenía miedo de que le violasen y fue absuelto por un jurado popular. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia anuló este año la sentencia que sólo condenaba al presunto autor de los hechos por haber incendiado el piso después de matar a la pareja. Como respuesta, artistas de toda España comenzaron a crear para remover, aunque sólo fuese un poquito, las conciencias de los que mirasen sus obras colgadas en las paredes y sus puñaladas artísticas son el resultado.

Esta exposición forma en la ciudad parte de los actos de la tercera edición del Festival A Coruña Visible, que se celebra hasta el próximo domingo para acercar la cultura LGTB (Lesbianas, Gays, Travestis y Bisexuales) a los que más alejados están de ella. Cuenta Fito Ferreiro, el alma mater de este proyecto, que la ciudad eligió esta semana de noviembre para poner un foco de luz sobre los que han luchado por hacerse un hueco en el terreno de la igualdad, porque coincide con el Día Internacional de la Tolerancia.

"No pasa nada si no entienden todas las obras, que seguro que alguna hace que se les mueva algo por dentro", explicaba Silvia Longueira a los mayores que optaron por coger unas sillas para asistir a la presentación de la obra y que miraban un poco extrañados algunas de las piezas, buscando aquella que les hiciese pensar o repensar si merece la pena estar enfrentado con la vida, si aporta algo estar en contra de una opción sexual que a otros hace más que felices.

En el centro cívico de Os Rosales hay ahora un mecanismo similar al de la máquina de coser, pero no tiene agujas ni prensatelas ni dispositivos escondidos que llenan las canillas, sólo una hoja de navaja que, al pulsar un botón, cae con toda su fuerza sobre un taco de madera que se desbasta tan poco a poco que ni siquiera produce serrín. Hay también una urna con 57 cuchillos de madera, uno por cada puñalada, y un tatuaje que clama amor y tolerancia en inglés y una cajita hecha con recortes de periódico y una página entera que pregunta al lector si es posible dar 57 puñaladas por miedo.

Los que asistieron ayer a la presentación de esta muestra de sentimientos encontrados se acordaban del crimen, lo comentaban, aplaudían las obras más explícitas, las que entendían con un golpe de vista y se quedaban atónitos ante un papel de color violeta con círculos vacíos del que sobresalen trocitos de confeti y se apuntaban a las actividades -aunque fuesen nocturnas y en la otra punta de la ciudad- que aglutina el festival.

De las paredes del vestíbulo del centro cívico cuelgan otras puñaladas, las que, en más de una ocasión tuvieron que escuchar los que tienen una orientación diferente a la heterosexual.

Cuchilladas como: "Los órganos sexuales han sido creados para la reproducción entre el elemento masculino y el femenino... Toda desviación a eso es inaceptable" o acusaciones mucho más duras como: "A menudo es un guarreo; los echas y, al día siguiente, vuelven, son viciosos..." y las han oído, las conocen porque se las han dicho o porque han visto cómo alguien se las decía a otro alguien o cómo se difundían como piedras angulares de la psicología y la antropología.

Y saben que han causado crímenes. Un personaje dice: "Tengo un miedo insuperable a ser asesinado, violado... Así que... deja de mirarme".

Para Fito Ferreiro el reto de este festival está en que no sean sólo los homosexuales los que vayan a los actos que organizan, sino que sean los que nunca se han interesado demasiado por todo lo que se mueve culturalmente alrededor del movimiento LGTB, los que se sienten en las butacas del teatro para ver una obra sobre homosexualidad. Para conseguir este objetivo, el festival se desplaza allí donde están sus espectadores, y se mete no sólo en los centros cívicos, sino también en el teatro Rosalía de Castro, en el Centro Galego das Artes e da Imaxe y en la sala Garufa para encontrar la igualdad que persiguen cada día.

En esta tercera edición del festival, los espectadores pudieron ver ayer una hora y media de los mejores cortometrajes realizados en España de temática homosexual y, cómo no, hoy habrá un lugar también para las risas, para los que quieran quitarle hierro al asunto y no nieguen la necesidad de ser "abrazos por un machote".

En la sala Garufa, estará Javier Corral para hacer un monólogo que se titula Abazoloamp y en el que retratará con humor la vida de un hombre al que le encanta el fútbol y que se ha sentido ignorado más de una vez por su madre y sus amantes, que tiene un hermano que se duerme con las gafas puestas y que busca iguales que piensen, como él, que Marisa Paredes es la Joan Crawford española.

A Coruña Visible recorre todas las artes, desde la música, el teatro, la cinematografía hasta el dibujo. McKuin versiona temas de Queen con una guitarra, unos teclados, bajo, batería y voz.

Ponen la diversión por bandera, aunque no se olvidan del mensaje que quieren lanzar a quienes les escuchan, los de la igualdad y los que gritan un fuerte "no" a la homofobia.

Su actuación será en la sala Garufa, mañana, a las 23.00 horas. Los encargados de poner el punto final a esta edición del A Coruña Visible serán los miembros del espectáculo Silenciados; una obra que rinde homenaje a cinco víctimas de asesinatos homofóbicos. En el teatro Rosalía, estos cinco personajes volverán a la vida para contar al público cómo ha sido su muerte, por qué sus voces se han apagado y coinciden en que ha sido por una imposición de la muerte.