-Un coruñés de siempre.

-Pues sí, de cuarta generación. Hoy de Federico Tapia, pero la familia de mi padre, los Couceiro, de la Ciudad Vieja, de la calle Tabernas. Mi madre, de Ferrol, del barrio de La Magdalena. Yo nací en Juan Flórez, 59, primero, encima justo de la papelería La Regional, que ha cerrado justo hace tres meses. Yo nací escuchando el ruido de la imprenta, de las máquinas de La Regional.

-Su padre le regaló un castillo Exin y decidió ser ingeniero.

-Me gustaba hacer cosas muy diferentes, no solo lo que venía en los catálogos, y a partir de ahí me empezó a gustar el construir. Había dos alternativas, o la arquitectura o la ingeniería , pero tenía el problema de que el dibujo artístico no se me daba muy bien.

-Juega usted en el equipo de veteranos del CRAT, ¿no es el rugby un deporte de brutos?

-Dicen que es un deporte de brutos jugado por caballeros. Pero creo que es el deporte en el que el conjunto tiene más importancia. En el rugby, o hay un verdadero equipo o si no, el triunfo no acaba de llegar.

-Se ha roto la clavícula en su último partido, ¿será una señal para la retirada?

-La verdad es que hacía muchos años que no me lesionaba. Pero creo que ya va llegando el momento. Para jugar en el equipo de veteranos hay que tener más de 35 años, yo ya tengo 54, con lo cual creo que ya es el momento de dar paso. Pero no soy el mayor, el otro día jugó Maxi Casares, el del Observatorio, que me lleva por lo menos diez años.

-¿Tener un padre como el suyo, tan querido, marca?

-Me marcó su ejemplo de seriedad, de honestidad, de compromiso, con su profesión y con la sociedad en la que vivía, y especialmente con Galicia, porque mi padre solo trabajó cuatro meses fuera de Galicia. Fue algo también atípico porque cuando los fiscales llegan al final de su carrera, lo normal es terminar en el Tribunal Supremo. Hubo muchas propuestas pero el siempre se resistió. Y hubo suerte, porque con la Autonomía se crea el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia y es nombrado fiscal jefe. Como él decía, era un intransigente buscador de la verdad.

-Se mete en política en 1988, ¿por qué complicarse la vida?

-Fue una evolución. Recuerdo que en el año 82 voté a UCD, a Adolfo Suárez, pero cogí con ilusión la llegada de Felipe. La verdad es que al cabo de unos años quedé bastante decepcionado del cambio. En la oposición estaba Manuel Fraga. Sus opiniones era francamente coincidentes con la forma de pensar que yo tenía. En el año 1988, le vuelan el chalé de Manuel Fraga en Perbes por la mañana y a las tres de la tarde el Grapo asesina a sangre fría a Claudio San Martín. Y ese fue el momento en el que dije: "aquí hay que comprometerse". Ese mismo día me pasé por la sede del partido y fiché.

-Director general del Instituto de Vivenda, conselleiro de Industria, presidente del PP local y provincial, presidente del Puerto, además de miles de etiquetas de futuro, como la de alcaldable coruñés. Y de repente, se va.

-Porque siempre me planteé la vida política como un paréntesis en mi vida profesional. Yo jamás, ni al entrar en la política ni estando en la política, pensé que yo le fuera a dedicar toda mi vida a la política. A mí lo que verdaderamente me gustaba era la gestión.

-¿No le motivó el politiqueo?

-Siempre digo que la vida política es tremendamente dura y sobre todo en los aspectos familiares y personales. Era un verdadero sacrificio no tener vida privada.

-¿No le hubiese gustado ser alcalde de A Coruña?

-Creo que mi perfil estaba mucho más adaptado a las responsabilidades que tuve. Evidentemente es un puesto muy bonito, pero creo que encajaba mejor como conselleiro de Industria o en el Puerto.

-Vamos, que ni un atisbo de posibilidad de volver.

-Estoy en mi vocación. Feliz, tremendamente feliz.

-¿Se le fue el estrés?

-Tengo que reconocer que con mi incorporación a Begano el nivel de estrés descendió de forma notable. Aquí todo está mucho más organizado, todos remamos en la misma dirección, y aunque la responsabilidad se sigue manteniendo, lo que verdaderamente genera estrés es que tu entorno esté constituido por demasiadas variables que no controlas. Cuando hay tanta injerencia en tus decisiones, que se están juzgando permanentemente y públicamente, eso te genera un estrés muy importante.

-No se sale en los periódicos...

-Aquí se sale poco y se sale bien.

-Todo felicidad, como la Coca-Cola. ¿No es un poco osado que la marca quiera proyectar tanta alegría en tiempos de crisis?

-Coca-Cola por definición es optimismo. No ha querido perder ese valor de la felicidad. Tratamos en estos tiempos difíciles que nuestros consumidores no pierdan ese momento del día en el que poder descansar y desconectar.

-Dígame la fórmula secreta más famosa, por favor.

-Pues no la conozco, tengo que reconocerlo, la Coca-Cola tiene siete componente y uno sigue siendo un componente secreto. Solo lo conocen los hombres-fórmula, que no conocen la fórmula completa. No pueden volar juntos. Uno es español, de nombre Colombo, que está en Atlanta.

-¿Cuál es la leyenda urbana sobre la Coca-Cola que más le molesta?

-Como no me creo ninguna...

-Le ayudo: que tiene droga, que mezclada con Mentos explota, que mata espermatozoides?

-No le veo ninguna credibilidad?Está esa de que desatasca y quita óxido. Lo he escuchado mucho aunque nunca lo he probado.

-¿Y el agua de Emalcsa le da algún sabor particular?

-Aquí el agua de A Coruña es un agua de primerísima calidad. Sí, sí, etiqueta negra.

-¿Es de Zero o de Light?

-Soy de Zero, porque la Coca-Cola Light no me acaba de convencer. Fui de Coca Cola roja hasta hace tres años, bebía Light de vez en cuando, pero hasta la Zero no me decidí a hacer el cambio

-¿Y nunca le ha dado un sorbito a una Pepsi?

-Si la bebí no me acuerdo. Porque yo he sido bebedor de Coca-Cola toda la vida. Antes de incorporarme a Begano, ya era un fan de la marca. A lo largo de mi vida profesional, siempre me he tomado una cocacolita a media mañana para recuperar las energías. Cuando estaba en la Xunta, le daba a mi secretaria la directriz que a las doce de la mañana me tuviese una Coca-Cola con unos cacahuetes.

-Creo que en A Coruña hubo una fábrica de Pepsi y de Kas.

-Hace muchísimos años. En Vigo estuvo funcionando hasta hace unos 20 años pero en A Coruña yo es que ni la recuerdo.

-¿Y ha catado la Meca Cola?

-¡Noooooo!? Y está la Zam Zam Cola y la Gali Cola...

-¡Es que son ustedes unos imperialistas!

-No no, de eso nada, Begano es una empresa gallega, de capital mayoritariamente gallego.

-Compraron un terrenito de 500.000 metros cuadrados en Oza dos Ríos, ¿se van a ir?

-Tenemos una necesidad importante que es el almacenamiento del producto terminado. Para tener una logística eficiente es imprescindible la centralización, no puedes andar que un camión vaya a tres almacenes para hacer una carga.

-Y más como está el tráfico...

-Evidentemente. Es imprescindible que podamos disponer de un almacén centralizado y además robotizado. Encontramos un terreno donde poder ubicar ese almacén. Y en el futuro, pero hablando del largo plazo, nos permite también un día trasladar la fábrica que, por su ubicación, tiene que llegar a su agotamiento por crecimiento del negocio y de la ciudad. Pero a día de hoy ponerle fecha a eso es imposible y no se va a producir antes de diez o quince años.

-El edificio está catalogado y está la gran lata que recibe a quién entra en A Coruña. ¿También desaparecerán?

-Es una decisión que habrá que tomar dentro de 10 años y que corresponderá ya al siguiente plan general de ordenación. Probablemente dentro de esos diez años, ya estaré jubilado, así que no me tocará a mí esa decisión.