La Autoridad Portuaria de A Coruña contabiliza en la actualidad un total de seis buques abandonados en los muelles, a la espera de ser subastados o de una resolución judicial que determine qué hacer con los barcos. La mayor parte de las embarcaciones, cinco, se concentra en Oza, mientras que la sexta se encuentra en Calvo Sotelo.

Como ocurre en las calles de la ciudad con los coches, la dársena se convierte en ocasiones en el lugar ideal para dejar las embarcaciones. En la actualidad, seis ejemplos ilustran esta situación. En el muelle de Calvo Sotelo, permanece atracado el barco mercante Virtus, para el que todavía no está formalizada la declaración de abandono. Sin embargo, es en Oza donde se acumula el mayor número de buques abandonados. Son cinco, y todos se dedicaban a la actividad pesquera: el Eriso está en tramitación judicial a la espera de tomarse una decisión sobre su futuro; mientras que los otros cuatro -White Pearl (1960), Crystal (1961), Mae Yemanja (1970) y Saint Gregory (1974)- se iban a subastar, pero la Autoridad Portuaria paralizó la operación porque han aparecido armadores que dicen ser propietarios de los barcos.

Según los datos que maneja el Puerto, no se conocen hipotecas pendientes sobre los barcos que se subastan, no tienen tripulación a bordo y todos son de bandera de Reino Unido, salvo el Mae Yemanja, de Portugal. La institución marítima fijaba un precio de salida para la subasta, con importantes diferencias entre los cuatro buques: el Mae Yemanja -abandonado desde 1996- arranca en los 10.161,60 euros; el Crystal, en los 11.623,20; el White Pearl, en los 18.444; y el Saint Gregory, en los 37.120.

"El dinero obtenido en las subastas se ingresa en el Tesoro Público, descontándole las deudas por las tasas portuarias, otros posibles gastos de mantenimiento y el resto de cargas que pudiera tener el buque", especifican desde la Autoridad Portuaria. El ente asegura que trata de "agilizar" la subasta de los barcos, pero que la legislación obliga a respetar una serie de plazos.

El Puerto argumenta que es difícil retirar un barco abandonado, que requiere una tramitación administrativa compleja. Primero, el buque debe permanecer seis meses atracado en los muelles, "sin realizar ninguna actividad y sin abonar las tasas portuarias". A continuación, arranca el papeleo, el barco se declara en situación de abandono y se subasta. Por norma general, el buque regresa al mar o se desguaza.

"La compleja situación que atraviesa el sector pesquero es una de las causas que propicia el abandono. En el caso de buques mercantes, la depreciación de los fletes (por el alquiler de los barcos), como consecuencia de la coyuntura económica mundial, también puede explicar el abandono de este tipo de barcos", destaca Enrique Losada en la revista de Puertos del Estado.

En A Coruña, había hasta hace poco otros siete buques abandonados: el Mar Azul fue subastado por el juzgado; y en otros seis casos los armadores presentaron a tiempo la documentación que acredita que son de su propiedad, por lo que los barcos permanecen amarrados en Oza. Aunque con mayor presencia en Galicia y Canarias, según los datos de Puertos, el problema del abandono de las embarcaciones no sólo afecta a los muelles coruñeses, sino que se expande por el resto del litoral. En total, cerca de 50 barcos.