Un demonio de treinta metros, una bruja con su escoba, un dragón, un fantasma y una máscara china de la ópera de Pekín sobrevolaron ayer el entorno de la Torre de Hércules acompañados por figuras de diferentes formas y colores. Más de cincuenta personas, entre profesionales y aficionados, se congregaron en los alrededores del faro e hicieron volar todo tipo de cometas, entre las que estaban algunas de las más caras de España. La más grande, que tenía forma de demonio, es un diseño exclusivo de Los Hermanos y cuesta 4.000 euros. El cable con el que sus dueños, Pedro González y Esteban González, la anclan a un coche sujeta hasta dos toneladas y cuesta 250 euros.

"Si eres capaz de moverla tirando de la cuerda es tuya, te la regalo", decía Pedro a un aficionado que preguntaba sobre el demonio gigante que volaba sobre él. El hombre hizo fuerza e intentó atraerla hacia él, pero fue imposible. "Para bajarla necesitamos muchos amigos. Una vez hicieron falta quince personas", cuenta Pedro, que se dedica, junto a su hermano, a fabricar papaventos. En el mundo sólo hay tres empresas que diseñan cometas gigantes.

"Las usamos para exhibiciones y para cuestiones publicitarias, también nos las compran clubs de cometas", asegura el profesional al tiempo que recuerda que al principio confeccionaba las piezas en el salón de su casa. "El truco es ser ordenado porque hay tanta tela que coses a ciegas. Luego igual llegas al campo y te das cuenta de que la figura tiene un ojo torcido", afirma el especialista mientras observa el demonio, que vuela al lado de una cometa con un dibujo de la Torre la que se encarga Pedro, un niño de doce años que ayuda a la Asociación Cultural Festicor a organizar las exhibiciones de los papaventos.

El faro también fue homenajeado por el grupo de vuelo de Madrid, que le dedicó una actuación con música sincronizada en la que estaban representados Gerión, Hércules y la ciudad. Los pilotos del conjunto, además, se disfrazaron de payasos para interpretar sus papeles mientras manejaban las cometas. "Es como un grupo de teatro", comenta Angela Alcalá, una de sus componentes. Los profesionales también compitieron con cometas acrobáticas de un hilo. El concurso consistía en derribar los papaventos de los adversarios. "Es la competición de las cometas asiáticas, llamadas rokakos y bukas. En Asia los hilos tenían polvo de vidrio y cortaban el hilo del contrario. Las competiciones duraban varios días y las hacían desde las clases más bajas hasta los príncipes", relata Humberto Fernández, uno de los miembros de Festicor.

Las cometas no sólo sobrevolaron la Torre. Por la noche, sobre la una de la madrugada, tenían previsto alzarse sobre María Pita. Eso sí, las gigantes se quedaron en los alrededores del faro porque hoy volverán a coger vuelo entre las 10.30 y las 19.30 horas. En la plaza sólo se exhibieron los papaventos que necesitan poco aire para volar. Los participantes, algunos procedentes de otros lugares de España, coincidieron al indicar que el entorno de la Torre es "único" para utilizar las cometas. "Las vistas son una maravilla y el viento suele ser generoso", aseguraron.