No sólo se preparan las carteras de los padres para el nuevo curso, también lo hacen las de las administraciones para poner a punto los centros educativos antes de que llegue septiembre; desde pistas cubiertas, a divisiones de los baños para utilizar en el tiempo del comedor hasta la renovación completa de las instalaciones eléctricas.

La Xunta y el Concello se ponen las pilas para afrontar un nuevo curso en el que tendrán que acoger, de nuevo, a miles de alumnos en sus aulas y, para dejarlas, cuando menos un poquito, a punto para pasar nueve meses de lluvias y trasiego de niños corriendo de un lado para otro, las administraciones someten durante este verano a 26 centros escolares -desde escuelas infantiles a institutos- a obras de mejora.

Uno de los centros que más sufrió el ir y venir de obreros y la presencia de los andamios, no sólo durante el periodo estival, en el que los niños se olvidan de las aulas, sino también durante el curso, fue el Emilia Pardo Bazán, en Os Rosales, que, según el Ayuntamiento, durante la primera parte del año, acometió el cerramiento de las pistas y, hace poco, dio por terminado el pabellón polideportivo, al que le falta todavía el ascensor y el acondicionamiento de la fachada que da al paseo marítimo y también el cambio de la calefacción.

Otros, como el centro Montel Touzet, consiguen este año que se le cumplan los deseos acumulados durante años. La Xunta ha invertido cerca de 276.000 euros en la sustitución de la cubierta y de los falsos techos para que los pequeños no tengan frío durante el invierno.

La Xunta invierte este segundo semestre del año hasta 1,4 millones de euros en remodelar los centros de Educación Primaria y Secundaria, aunque este presupuesto puede verse aumentado cuando finalicen las obras.

Algunos centros, por sus peculiaridades, van más allá de la simple reparación de la instalación eléctrica o del cambio del suministro de gasóleo. El instituto Eusebio da Guarda, por ejemplo, recibió 50.000 euros para mejorar la cubierta de las ventanas y para restaurar las vidrieras que, desde la inauguración del colegio, están en las paredes del centro. Es un paso para su reforma, sin embargo, las asociaciones de padres piden que no se escatime en gastos en la educación de los niños y exigen que se realicen reformas integrales en los centros; que se huya de los arreglos temporales para poner al día unas instalaciones que tienen ya muchos años de vida.

Otros institutos, como el Monte das Moas y el Agra do Orzán, no sufrieron los cambios en sus aulas, sino en el recinto del colegio; en sus cierres y en los árboles que había en sus inmediaciones y que fueron talados y otros, como el Rafael Dieste, recibieron una inversión de 25.000 euros para cambiar el lucernario de un patio interior que hay en el instituto.

Las reformas en los centros educativos son el caballo de batalla de las asociaciones de padres durante el curso, aunque no siempre las mejoras que piden para las instalaciones en las que sus pequeños se pasan parte del invierno son atendidas por las administraciones y, demasiadas veces, a los padres de los alumnos les toca esperar a que llegue su turno en forma de dinero para ver la renovación de las instalaciones eléctricas y de las cubiertas de los patios de juegos. Pero, como en todo, para los usuarios, las ayudas que llegan de la Administración nunca son suficientes o se dedican simplemente a solventar un problema concreto del centro, pero no el grueso de las necesidades que cada instalación educativa tiene y es necesario seguir reivindicando y exigiendo mejoras a diario.

Una de las piedras con las que tropiezan los que se encargan de enviar informes a las administraciones es la que le ponen los organismos al no tener bien establecido qué obras son competencia del Gobierno local y su Concejalía de Educación y cuáles son de la Xunta.

En el caso del colegio Emilia Pardo Bazán, por ejemplo, el Ayuntamiento se encarga este año de la pintura interior y de las puertas, mientras que la Xunta acomete otras obras, como el cambio de la calefacción o la pista deportiva. Otro centro como el colegio de Primaria San Pedro de Visma registró dos tipos de obra este verano, las de la Xunta, que tienen un presupuesto de 44.000 euros y que se encargan de adecentar los aseos de las aulas de informática, y las del Ayuntamiento, que aglutinan reparaciones en la pintura y la carpintería del centro.

Las escuelas infantiles Arela y A Caracola, que son titularidad del Ayuntamiento, se someten, durante estos meses de verano, a la renovación de la impermeabilización de la cubierta y de la fachada -en el caso de la escuela Arela- y al inicio de la urbanización del entorno, en el caso de la escuela A Caracola.

Son 26 colegios los que, este verano, se someten a las obras de acondicionamiento para mostrarse a punto cuando lleguen los nuevos y los viejos alumnos.

Algunas de las reformas ya se han terminado, otras, sin embargo, se están realizando todavía y los hay que temen que no estén terminadas para cuando los jóvenes lleguen a los centros con sus libros y bolígrafos nuevos en la mochila.

Xunta y Ayuntamiento se afanan ahora en que las obras en los institutos y colegios de la ciudad laven la cara a unas instalaciones con muchos años de vida.