El colectivo de profesionales que promueve la restauración del mural de Urbano Lugrís situado en el interior del café Vecchio, en la calle Real, todavía no ha conseguido los fondos necesarios para llevar a cabo esta iniciativa, estimados en unos 50.000 euros, por lo que prosigue recabando apoyos. La concejal de Cultura, María Xosé Bravo, descartó ayer la posibilidad de que el Ayuntamiento pueda asumir en su totalidad el coste de la recuperación de la obra, que sufre numerosos desperfectos, ya que considera que es la Xunta la que tiene que hacerse cargo de esta labor.

"Si hay una administración que tiene la obligación legal de ocuparse de este asunto es la Xunta", manifestó la responsable municipal de Cultura, quien no obstante expresó la voluntad del Concello de colaborar en esta actuación si le formula una solicitud.

El pasado mes de junio, el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, explicó que su departamento sólo podría efectuar la rehabilitación del mural en el caso de que los técnicos de la Dirección Xeral de Patrimonio decidiesen su catalogación, lo que obligaría a la administración autonómica a intervenir para garantizar su conservación.

Desprendimientos y erosiones

El deterioro experimentado por el mural pintado por Lugrís en el local ocupado actualmente por el café Vecchio llevó a los responsables del establecimiento y a un grupo de profesionales del mundo de la arquitectura y la restauración a impulsar su recuperación.

La primera actuación que desarrollaron fue un examen detallado del estado de la obra, en la que se descubrieron desprendimientos totales de la pintura y del soporte sobre el que se fijó a la pared, así como de otras zonas en las que está en proceso de ocurrir el mismo fenómeno.

También se comprobó la existencia de incisiones, erosiones y rozaduras en el mural, donde los expertos vieron además que algunos detalles fueron repintados, quizás para subsanar algún daño. La aparición de una capa amarillenta sobre toda la pintura es interpretada por los expertos como la oxidación de una posible capa de barniz que recubriese el mural, los residuos de una combustión o los efectos del humo. Los promotores de la restauración anunciaron su intención de solicitar a la Xunta la catalogación del mural, pero se encuentran con la dificultad de que la administración autonómica carece de una obra de este tipo en su inventario patrimonial.

El deseo de los dueños del inmueble protegido que ocupa el establecimiento -que tienen alquilado el bajo al café Vecchio y son propietarios de conjunto artístico- es que el mural sea emplazado en otro lugar, con mejores condiciones para albergar esta obra de Lugrís, uno de los elementos emblemáticos de la calle Real desde que un banco lo encargó al autor coruñés.