La mujer de 58 años que mató a su marido golpeándole más de veinte veces con una pesa en la cabeza sufrió durante los 34 años que duró el matrimonio una "convivencia diabólica". Eso al menos es lo que aseguró su abogado, el penalista José Ramón Sierra, a los miembros del tribunal popular que enjuiciará a la acusada. La imputada, que se entregó a la policía tras cometer el crimen, volvió a reconocer el homicidio durante el juicio. "Le vi la cara cuando venía hacia mí para pegarme con el puño, cogí lo primero que vi y le golpeé. Le di otra vez y después ya no sé lo que hice. Pensé que no tenía sitio para escapar, no sé cuánto tiempo estuve golpeándole", relató la procesada, que sostiene que mató a su esposo durante una discusión que iniciaron en el dormitorio de la vivienda que compartían en el Agra do Orzán.

"No se le podía llevar nunca la contraria. Yo procuraba no discutir, pero él siempre buscaba algo", admitió la mujer entre sollozos. La procesada afirmó que a su marido no le gustaba que saliese de casa y que era habitual que la insultase, la agarrase de los pelos, la empujase o le tapase la boca y que en ocasiones la obligaba a mantener relaciones sexuales. "No lo denuncié por miedo. Me decía que iba a matar a nuestra hija y a mi madre. Cuando mataban a una mujer y salía en la tele decía que era una puta menos. Yo ya me había hecho a eso", declaró al tiempo que aseguró que no le contaba a nadie los malos tratos a los que le sometía su marido "por vergüenza".

La imputada sostiene que agredió a la víctima porque se asustó. Ambos estaban tumbados en la cama y el hombre, un marinero jubilado de 64 años, le reprochó que esa tarde hubiese quedado con su hija, que se había ido de casa cuando tenía 18 años por la mala relación que tenía con él. La joven veía a su madre a escondidas porque no subía al domicilio familiar. "Me dijo que me fuese con la puta de mi hija. Lo empujé con los pies y se cayó al suelo, yo también me caí porque creo que me empujó. Caí a su lado y cuando se intentó incorporar cogí lo primero que tenía a mano. Siempre tenía pesas en la habitación porque era normal que viese la tele e hiciese pesas. Las tenía por toda la casa. No me dijo nada, no me insultó, intentó darme con el puño y me asusté. A partir de ahí ya no sé", declaró. Tras golpear a su marido con la mancuerna llamó a su hija y quedó en recogerla en un taxi en la zona del Orzán. "En el taxi iba muy nerviosa, le agarraba la mano a mi hija, pero no le dije nada hasta que llegamos a su casa. No me acuerdo cómo reaccionó. Me decía: 'mamá, tranquila', 'mamá, tranquila'. Yo estaba muy nerviosa", indicó. La procesada decidió ir a la comisaría de policía de Lonzas para confesar los hechos. "No sabía si estaba vivo o muerto", afirmó.

El letrado de la defensa insinuó que el fallecido abusó de la hija del matrimonio. "Su hija le contó cosas cuando salieron a pasear al perro, ¿no? Cosas que no sabía que le había hecho su padre?", le espetó su abogado. "No quiero saber las cosas que me contó mi hija. No quiero saber", murmuró entre sollozos la mujer, que está en prisión desde que sucedieron los hechos. "Y con su sobrina, ¿qué pasó?", insistió Sierra. "No lo sé, no quiero", respondió la acusada, que finalizó su declaración asintiendo con la cabeza entre lágrimas cuando su abogado le preguntó si todavía quiere a su marido y si está arrepentida de haberlo matado.

El fiscal la acusa de cometer un delito de homicidio y solicita que sea condenada a 14 años de cárcel. El representante del Ministerio público subrayó que la mujer nunca denunció a su esposo por malos tratos y que el sistema judicial español está "muy avanzado" en la protección de las víctimas de violencia de género. "Nunca fue denunciado y ahora no está aquí para defenderse", indicó mientras recalcó que los forenses localizaron "más de veinte heridas" en el cadáver de la víctima, la mayoría en la cabeza.

La familia del fallecido no reclama indemnización y no contrató a ningún abogado para que ejerza de acusación particular contra la procesada. La hija del matrimonio, según aseguró el fiscal, rehusó hacerse cargo del cadáver de su padre. "Tuvo que venir su hermano desde Madrid. Por eso la hija no reclama indemnización, algo habitual en estos casos", explicó el representante de la Fiscalía.

El abogado de la procesada subrayó durante su alegato inicial ante el tribunal popular que su clienta sufre "el síndrome de la mujer maltratada" y que así lo indican los informes de los forenses que la examinaron tras cometer el crimen. "Una de las primeras frases que escuché de la acusada cuando contrató mis servicios fue que se sentía liberada porque estaba mejor en la cárcel que durante los 34 años que duró su matrimonio", contó Sierra, quien destacó que la conducta de la procesada fue motivada por miedo. "¿Todas las muertes deben ser castigadas en la misma medida? Es evidente que si me agreden tengo derecho a defenderme", dijo el letrado a los miembros del jurado.

La procesada fue la única que declaró durante la sesión de ayer, que comenzó con retraso por la elección del tribunal popular. El juicio, que está previsto que dure hasta el jueves, continuará hoy en la sección segunda de la Audiencia Provincial a partir de las nueve y media de la mañana. La hija del matrimonio, así como algunos familiares y vecinos de la pareja testificarán hoy, mientras que el miércoles lo harán los peritos que examinaron el lugar de los hechos y el cadáver de la víctima, así como los profesionales que emitieron los informes psicológicos de la acusada.