¿Qué pasaría si la tecnología desarrollada tras la Revolución Industrial fuese la del vapor? ¿Cómo sería la magia si cambiase el mundo de la fantasía por el de la ciencia? ¿Y si el acero y el plástico cediesen de nuevo su sitio al latón, el cobre y la madera? Pues que quienes siguen el denominado estilo steampunk pasarían inadvertidos en un mundo que a diario amanecería en la era victoriana propia de los cuentos de Charles Dickens; eso sí, con un toque gótico y lolita.

Brumas del alba es el título del manual de rol que el coruñés Rafael Ferrero Madriñán ha estado diseñando, "y mejorando", durante los últimos ocho años. El juego, con una ambientación steampunk -la energía a partir del vapor, steam en inglés, es usada con elementos nacidos de la ciencia ficción o la fantasía- y basado en el dado de doce caras, recrea "un mundo parecido a la Tierra con ciertas diferencias de carácter histórico que han favorecido el desarrollo de la tecnología del vapor" -unas gafas de aviador, por ejemplo, serían un posible complemento par ala vestimenta de un seguidor de este estilo-.

Con infinitud de posibles escenas que surgen de la mente de los participantes, Ferrero explica que se trata de un juego que se desarrolla alrededor de una mesa "en la que no hay ni tableros ni gente vestida de un modo extraño". "Todo surge de la imaginación", añade.

Ayer fueron los jardines de A Maestranza, hoy el parque de Santa Margarita y quién sabe qué rincón de la ciudad escogerá mañana el grupo de más de 20 coruñeses y una viguesa para continuar con la ilustración fotográfica que, con una vestimenta y unos complementos dignos de llamar la atención de cualquiera, realizan estos días para dar color a Brumas del alba.

Muchos de los figurantes del manual no se sienten disfrazados al enfundarse sus trajes victorianos. "Aunque en el armario tengo ropa de todo tipo, la verdad es que me veo bonita cuando me pongo cualquier vestimenta tipo lolita", reconoce María Fernández, una de las coordinadoras de la ilustración, convencida de que el hecho de llevar un estilo al terreno de la mentalidad o simplemente quedarse con lo estético "depende de cada uno".

"Lo mejor de todo es que puedes fabricar tus propios complementos modificando cosas de la vida cotidiana", concluye Ferrero.