En otras ocasiones nos hemos referido al sector de las cooperativas de trabajo asociado como una de las fórmulas para crear empleo, y a las cooperativas de viviendas como sistema para reactivar la economía en nuestra ciudad. Hoy hablaré de las cooperativas de crédito, y concretamente de una fórmula, las cooperativas Raiffeissen, que tan buenos resultados ha dado en numerosos países del mundo y que con las adaptaciones correspondientes a los tiempos que corren, podrían servirnos para pensar su aplicación a nuestras queridas cajas de ahorros.

Ante la situación por la que están atravesando las mencionadas cajas, quiero recordar a los agentes sociales y políticos implicados en el proceso del plan de reforzamiento del sector financiero, que analicen el comportamiento y la estrategia aplicada por las cajas Raiffeissen, alemanas y hoy extendidas por los cinco continentes.

Estas entidades financieras se basaron: 1º.-Los tradicionales Principios Cooperativos; democracia, ayuda mutua... 2º.-Ámbito de actuación limitado a la parroquia, (con todo el significado que este término tiene para los gallegos), consiguiendo de este modo un profundo conocimiento y control de sus socios-clientes, en base a la información que le daban los propios cooperativistas, lográndose una solvencia y garantía que no tenían otro tipo de entidades. 3º.-Sus socios eran personas pudientes y los más necesitados, creándose así un clima de solidaridad y ayuda mutua, que sería difícil de conseguir de otra manera. 4º.-Responsabilidad solidaria e ilimitada de sus socios. 5º.-No reparto de beneficios, acumulándose al capital social para dedicarlos a fines sin ánimo de lucro dentro del ámbito de la cooperativa, guarderías, hospitales, pastos para la comunidad... 6º.-Coordinación de todas las cooperativas del grupo por medio de las distintas Uniones y Federaciones.

¿No se nos recuerdan estos principios a las primeras etapas de nuestras cajas de ahorros? Me gustaría, que ahora que tanto se habla de reconsiderar nuestro sistema financiero, entiendo que se debería caminar por la senda de las cooperativas Raiffeissen, sobre todo en los tiempos que corren de crisis, falta de coordinación y control de estas entidades, consecuencia por la que muchas de ellas se encuentran en la más o menos grave situación económica.

Como prueba de que el sistema es válido en los tiempos actuales, es que existen 900.000 cooperativas Raiffeissen en el mundo, distribuidas en sus correspondientes ámbitos geográficos y repartidas por más de cien países, y con un número de más de 500.000.000 de cooperativistas. Si esto no nos convence, ahí va otro dato: el sistema del cooperativismo de crédito constituye el tercer grupo financiero más importante en el país de la actividad financiera por excelencia, Suiza, donde cuenta con 1.600.000 socios y administran 108.000.000.000 de francos suizos (84.000.000.000 de euros).

Además de todo lo dicho hasta ahora, en España, estamos hablando de ERES, jubilaciones anticipadas, cierres de oficinas... En Suiza, durante el año 2010, las cooperativas de crédito Raiffeissen, contrataron 466 nuevos trabajadores, cuando otras fórmulas financieras, véase lo que pasó con la UBS (antigua Unión de Bancos Suizos) y el Credit Suisse, cayeron en el más profundo descalabro.

Por todo ello, no despreciemos la formula cooperativa para estos momentos tan difíciles para los sectores económicos e industriales en nuestra Galicia.