La ordenanza municipal de la convivencia y el ocio en el espacio público nació para poner límites a los excesos del botellón en las plazas de Azcárraga y del Humor ante las molestias que causaban a los vecinos. Tres años exactos después de la entrada en vigor de esta normativa, el botellón está contenido en las zonas declaradas de especial protección, aunque los residentes en la plaza del Humor han advertido de que, en las últimas semanas, las concentraciones de jóvenes que se reúnen para beber en este espacio son cada vez mayores. Con el reciente cambio de Gobierno local, la asociaciones vecinales más afectadas piden que no se relaje el control del cumplimiento de las ordenanzas.

En el casco histórico, solo la plaza del Humor vuelve a resultar problemática. En la de Azcárraga y el resto de la Ciudad Vieja no se ha vuelto a reproducir el botellón desde que el anterior Ejecutivo local lo prohibió, como afirma la presidenta de la Asociación de Vecinos de la Ciudad Vieja, Rosa Quiroga. "Pero estaremos atentos al próximo fin de semana", advierte. La responsable de esta entidad avisa del riesgo de que el problema se acentúe en verano, porque "el buen tiempo puede animar a que vuelvan". Quiroga muestra además su preocupación ante el posible regreso del botellón a la plaza del Humor: "Si hay quejas, serán con fundamento".

En la plaza de Santa Catalina, otra de las zonas conflictivas, la situación es algo diferente. Según la presidenta de la Asociación de Vecinos Ensenada del Orzán, Aure López, "de vez en cuando hay que echar a la gente". Pero admite que desde 2008, año en el que comenzó a aplicarse la ordenanza, "es verdad que el botellón se produce con menor intensidad en la zona". López destaca que, tras el traspaso de poderes en el Ayuntamiento, hay que estar atentos al cumplimiento de esta normativa. "Estamos en un momento de a ver qué pasa", reflexiona. Además, señala que el botellón no es el único problema de la zona, ya que "siguen colocándose terrazas sin licencia, por ejemplo, y no existe un control para el cumplimiento de la ley".

El botellón sí continúa registrándose, en ocasiones de forma multitudinaria, en los jardines de Méndez Núñez, donde no está prohibido. Aunque no se registraron protestas de vecinos por el ruido al no existir viviendas cerca, sí se presentan ocasionalmente quejas por el jaleo de la gente al trasladarse al Orzán y a Santa Catalina. El problema principal en Méndez Núñez sigue siendo los destrozos del parque.

El presidente de la Asociación de Vecinos de la calle Real, Juan Sáenz-Chas, afirma, sin embargo, que su entidad mantiene su oposición a la ordenanza que puso en marcha el anterior Gobierno local. Seguirán luchando por una reforma de la actual ordenanza, puesto que "lo primero que hay que hacer es hacer cumplir la ley que prohíbe el consumo de alcohol a menores de edad". No obstante, la ley que elevó de 16 a 18 años la edad mínima para beber no hace mención a problemas como la protección del medio ambiente, la prohibición de venta de alcohol fuera de establecimientos con licencia, la limpieza en los lugares públicos y el control de los límites de emisión de ruidos, dejando a los ayuntamientos la competencia para regular estos aspectos.

Según Sáenz Chas, la venta de alcohol a menores sigue siendo lo que se debería controlar en primer lugar. "Es la normativa de la Xunta, impulsada desde la Consellería de Sanidade, y la municipal debería reformarse en línea con ella", expone el dirigente vecinal.