Los comerciantes aplauden el regreso de los vehículos particulares al espacio que ocupaba el carril bus, una opinión que no comparten unos usuarios del transporte público que han llegado a denunciar que trayectos que antes duraban veinte minutos se prolongan ahora hasta casi una hora, aunque el Ayuntamiento garantiza que se cumplirán las antiguas frecuencias de paso cuando entre en funcionamiento la vía prioritaria para los autobuses entre Federico Tapia y San Juan. Entre estas dos opiniones está la del colectivo de los transportistas, cuyos integrantes, aunque estuvieron entre los que más criticaron la implantación del vial especial, precisan que su supresión no servirá de nada si el Concello no incrementa la vigilancia policial para impedir que los turismos de particulares ocupen impunemente los espacios reservados para carga y descarga.

Aunque los vehículos particulares ya tenían autorización de circular por el carril desde el mismo momento en que se retiraron las llamadas aletas de tiburón, fue el lunes cuando el Gobierno local comunicó oficialmente que lo que antes estaba reservado a autobuses y taxis estaba ya abierto a los coches de particulares, así como el inicio de los trabajos para pintar los espacios de estacionamiento y de carga y descarga. La jornada de ayer, la del día después del anuncio municipal, transcurrió sin demasiadas incidencias, al margen de las ya mencionadas ocasionadas por los conductores que estacionaron sus vehículos en zonas de carga y descarga.

Los policías municipales que hablaron con este diario negaron haber detectado estacionamientos en doble fila o incidentes de circulación. "La verdad es que no he observado ninguna incidencia. Está todo muy tranquilo", comentó un agente municipal que vigilaba ayer por la mañana el espacio que ocupaba el ya extinto carril bus a su paso por la plaza de Galicia.

Sí notaron cambios en sus rutinas los comerciantes de vías como Federico Tapia y San Andrés que, si bien reconocen que ha pasado poco tiempo desde la desaparición del carril bus, afirman que, tanto ellos como sus clientes, tienen mayores facilidades. Aunque entienden que el carril bus ahorraba tiempo a los usuarios del autobús y comprenden el descontento de los mismos, los responsables de los establecimientos están convencidos de que tareas como la carga y descarga serán mucho más sencillas y rápidas gracias a la supresión del vial especial.

"El carril bus perjudicó mucho al comercio por la carga y descarga. Además, había muchos atascos y problemas para aparcar. La situación llegaba al punto de que los transportistas tenían que arriesgarse para hacer su trabajo", declara Eva Taibo, que regenta el establecimiento Somnium Descanso en la calle Federico Tapia.

Los comerciantes cuentan en su defensa de la retirada del carril bus con los vecinos que se desplazan en sus vehículos particulares -no así con los que lo hacen a bordo de los autobuses-. "Puedo aparcar delante de mi casa y además el tráfico es más fluido", comenta Javier Jáuregui, que posee un negocio en la calle San Andrés y que es residente de la calle Federico Tapia.

Enfado de los pasajeros

La alegría que sienten los comerciantes y los conductores al ver "liberado" el espacio anteriormente reservado al transporte público contrastó en la jornada de ayer con el descontento de quienes subían y bajaban en las paradas de las calles por las que discurría el vial especial. Todos denunciaron haber sufrido retrasos y, algunos de ellos, llegaron a informar de que trayectos que cuando el carril estaba operativo solo duraban veinte o treinta minutos, se prolongaron durante casi una hora. "Se notan mucho los retrasos. Desde Cuatro Caminos a San Andrés se tarda casi una hora, cuando antes se llegaba en veinte minutos. Estoy totalmente en contra de la retirada del carril bus", explica la estudiante Nuria Romarís, que espera junto a su madre -también usuaria del bus urbano y contraria a la retirada del carril- en una parada de San Andrés.

Entre los pasajeros que se desplazaron ayer en autobús, son mayoría los que califican la supresión del carril bus como un grave error y como una medida que hará que la ciudad sea más caótica y esté más contaminada. "Esto va a traer atascos por la doble fila, porque la gente va a aparcar donde le dé la gana. En vez de mejorar, vamos a peor", expone Jesús Chans, que esperaba la llegada del autobús en una parada de Federico Tapia y que asegura haber sufrido retrasos.

Entre quienes utilizaban el carril bus están también los taxistas quienes, a pesar de reconocer que la circulación era más sencilla cuando existía el carril, precisan que los problemas derivados del incremento en la duración de los trayectos afectan más a sus clientes que a ellos mismos. "El problema es para los clientes, no para nosotros", comentaba un miembro del colectivo.

Los transportistas se posicionan entre el optimismo de comerciantes y conductores, y el pesimismo de los usuarios del transporte público. Estos profesionales, aunque atacaron con dureza la implantación del carril bus, recuerdan que la supresión del mismo servirá de poco si los agentes policiales no se esmeran en controlar los estacionamientos ilegales en las zonas reservadas para carga y descarga.

"De momento no se nota nada. Hasta que habiliten más cargas y descargas y delimiten todo con claridad, nada de nada. Nuestro trabajo, mientras no controlen las cargas y descargas, seguirá con los mismos problemas. Todos los días hay coches ocupando las zonas de carga y descarga", explica el transportista Daniel Muñiz.

Los que pasan su jornada laboral conduciendo por la ciudad y bajándose para entregar todo tipo de paquetes en los establecimientos comerciales sí exponen que, de perseguir el Concello los estacionamientos ilegales en las zonas reservadas para ellos, la supresión del carril bus será muy positiva para ellos. "Cuantos menos obstáculos haya en la calle, más cómodo será circular. El carril bus era malo y un estorbo para la circulación. Creo que la situación va a mejorar, aunque hay que controlar más las zonas de carga y descarga", comenta Arturo Castro, otro transportista que aplaude la decisión municipal de suprimir un carril bus que, para él, además de ser un estorbo para los conductores, era innecesario.