El jubilado Manuel Mahía vive desde hace 60 años en su casa del lugar de A Gramela, un espacio próximo a San Pedro de Visma desde el que se vislumbra en el horizonte la Torre de Hércules y que está rodeado de campos en los que pastan caballos, vacas y ovejas. Este residente tiene muy claro que quiere vivir en el campo y que no cambiará jamás su casa por un piso en el núcleo urbano. "Prefiero vivir aquí, porque respiro aire bueno y puedo pasear cuando me apetece y como me apetece sin que nadie me diga nada. En la ciudad no puedo tener eso", explica el vecino, que puede permitirse salir de su vivienda en zapatillas de andar por casa sin escuchar los comentarios que ello suscitaría en una zona urbana.

Otro de los motivos por los que Mahía prefiere vivir en el campo está relacionado con su gusto por los animales y por cultivar la huerta. "Tengo huerto, gallinas, perro y gatos. Antes, también teníamos cerdos, pero ahora no puedo mantenerlos", comenta.

Su mayor temor es el de verse obligado en el futuro a abandonar el lugar en el que residió "toda la vida" debido a alguna actuación urbanística que conlleve expropiaciones. "Nos quieren echar porque quieren hacer obras", comenta el residente acerca de la situación de quienes, como él, habitan núcleos rurales que, aunque dentro del término municipal, poco o nada tienen que ver con la atmósfera urbana.

Manuel Mahía dirige sus críticas hacia un Ayuntamiento que, según explica, margina a espacios como A Gramela a la hora de ofrecer servicios y acometer obras de mejora. "Nos consideramos marginados por el Ayuntamiento, porque no nos da servicio. Yo pago por un alcantarillado que no tengo y no hay quien pase por los caminos. Los de aquí cumplimos como cualquier ciudadano, pero nos tratan peor", comenta este jubilado, que, aunque vive solo, tiene un hijo que reside en una vivienda ubicada justo al lado de la suya. "Cada uno en su sitio", dice.